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Channel: La central hidroeléctrica de Seira ( Huesca )
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La electricidad en Castillazuelo, apuntes sobre su historia.

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Lineas de Mariano Lorenz,1912, AHPH obras publicas 148-55


A principio del siglo XX la situación del Somontano, como del resto de España, no era demasiado halagüeña. La resaca nacional, y el endeudamiento, que provocó la guerra de Cuba, unida a la sequía que asola los campos y la filoxera –venida de Francia–, completan el triste cuadro. La población desesperada debe emigrar y los trabajos, muchas veces iniciados para evitar disturbios, son escasos.
El río Vero, vertebrador del Somontano, lleva desde tiempos remotos moviendo molinos, batanes e ingenios y regando sus ricas huertas. Ya a “principios del siglo XII” (1) están documentados estos usos. Las fuertes avenidas del río Vero obligan a constantes reparaciones de los azudes y en 1606, por ejemplo, se trabaja en el azud de la acequia del molino de Castillazuelo, también llamada de San Marcos (2). Bien entrado el siglo XVIII se pretende hacer un pantano en Alquezar para regar “100 [jornales] en Castillazuelo” (3), entre otros, y aquella idea –como demasiadas veces- no llega a salir del papel.
España, por su carencia de carbón, entre otras razones, tiene una primera industrialización que pasa sin pena ni gloria. Pero ahora la segunda comienza a cambiar los métodos productivos y la electricidad es la estrella de este cambio.

Firma de Mariano Lorenz, 1931, AHPH obras publicas 190-221


En Barbastro la empresa “Hijos de Palá”, desde el molino de Enate, y Pablo Sánchez, a partir del “antiguo molino llamado de Fonz”, son los primeros en utilizar el “fluido eléctrico” en la zona al instalar el alumbrado eléctrico en 1891. Las líneas de alta tensión lo transportan hasta un transformador situado en las cercanías de la ciudad (4).
Más cerca, en Huerta de Vero, Mariano Lorenz Buera, labrador, nacido sobre 1867, está pensando en ampliar su negocio. En 1900 vive en la calle la Iglesia número 29. Sabe leer y escribir. Su hermano Manuel, tres años mayor, es el Alcalde. Mariano, en mayo de 1911, ya tiene el proyecto que el ingeniero industrial José Maluquer le ha diseñado para llevar la “luz eléctrica” a su pueblo, Huerta de Vero, y a los vecinos de Azara, Azlor, Castillazuelo, Peraltilla, Pozán, y el Monasterio de Nuestra Señora del Pueyo. Su ambicioso proyecto tiene un presupuesto de 25.850 pesetas (5).
Mariano aprovecha la fuerza de la turbina, de 40 caballos, del molino harinero de su propiedad, para mover un alternador de 30 kilovatios (5). La corriente alterna obtenida es elevada por un transformador hasta los 3.000 voltios para su distribución mediante líneas trifásicas (de tres conductores) para reducir las pérdidas. El transformador de Castillazuelo –para todo el pueblo- tiene 4 kilovatios. La línea del Pueyo se quedará en el tintero.
El 12 de octubre de 1912 una Real Orden le otorga a Mariano la concesión solicitada y a los pocos días inicia las obras. No tenemos constancia exacta de cuando “llega la electricidad” a Castillazuelo, pero si sabemos que ese mismo año, los carruajes que vienen de Barbastro circulan todavía por un camino vecinal. Antonio Aura Boronat -el diputado “cunero”* por Barbastro- (6) lleva desde el “Plan de estudios extraordinario” aprobado “por Real Orden” en 1891, “luchando” por la carretera que “partiendo de la de Siétamo a Boltaña” (7) enlace Castillazuelo con Barbastro.
Para construir la línea eléctrica, a su paso por el término de Castillazuelo, se debe atravesar las propiedades de Mariano Almagro, Agustín Sampietro, Francisco Naya, Mariano B., Vicente Estraña y José Domper. De dos propiedades, el proyecto, cita solamente sus nombres; “José” y “Mariano” antes de llegar a las tierras de Vicente Castán, Prisco Samper y Joaquín Rondán.
Más lejos, en Seira, ese mismo año, se inician las obras de Catalana de Gas y Electricidad en el río Ésera. Y es que todos los “actores” de las “eléctricas” están relacionados, de una u otra manera.

Membrete de carta de RFC, AHPH obras publicas 215-317


Es en 1914 cuando un ambicioso abogado, cunero también, se presenta como diputado por Boltaña. Nacido en el ribagorzano pueblo de Forcat, Celso Joaniquet Pons -que es como se llama- no obtiene la esperada victoria de su candidatura. El “iluso Joaniquet, aspirante perpetuo a la diputación a Cortes” (9) está constantemente en la pluma de los liberales del Diario de Huesca. Sus rivales no le tienen demasiada estima y le dedican todo un periódico para criticarlo. Esta publicación titulada “El Desinfector” (8) está dedicada, propaganda incluida, a su persona. Pero él no es menos y también tiene su propia publicación “El Heraldo de la juventud” –de la que no he visto ningún ejemplar, por cierto-.
Vinculado por interesantísimas razones e historias al mundo de la hidroelectricidad, compra el molino de El Grado y su “concesión para transporte de energía eléctrica” a D. Jorge Sichar (10), según nos cuenta él mismo en una instancia. Y desde este molino comienza a extender redes a 3.000 voltios a los pueblos de los alrededores.
Celso Joaniquet es el propietario de “Riegos y Fuerzas del Cinca” -ambicioso nombre inspirado en Riegos y Fuerzas del Ebro-. Riegos es la empresa que gestiona el molino de El Grado y da servicio de alumbrado a Bolturina, Secastilla, Artasona, por un lado, y Naval, Coscujuela de Fantova, Costean y Cregenzan por el otro. Desde Madrid, donde tiene su bufete, preside la empresa “Fuerzas eléctricas del Ara” para dar servicio de “alumbrado y fuerza” en la zona de Boltaña. Sus tarifas son muy caras y el año 1923 cobra 3,90 pesetas por UNA bombilla (de 16 bujías) al mes (11).
En 1929, los vecinos de Pozán denuncian el mal estado de la línea del pueblo. En estos años las instalaciones y su mantenimiento son muy precarios y los cables están muy cerca del suelo con el consiguiente peligro “para personas y caballerías” y también para las labores del campo -como por ejemplo coger las olivas- por el peligro de tocar con cañas, palos o incluso con el cuerpo al subirse a un árbol.
Es también en 1929 cuando Celso Joaniquet pretende dar el salto hacia Castillazuelo e intentar llegar con una línea al Monasterio del Pueyo, entre otros lugares (el transformador que hay al lado de ro Torno de Castillazuelo tenía pintado, hasta hace poco, el nombre de Celso Joaniquet)(12). Las líneas de su proyecto pasan por pueblos donde ya existe el alumbrado, como Salas Bajas, que tiene “17 lámparas fijas destinadas al alumbrado público” por las que paga -por cada una- 1,25 pesetas a la “Sociedad Electra del Vero” (13).

Bonita caligrafía de un proyecto, AHPH obras publicas 190-221


Mariano Lorenz cambia el nombre a su empresa y pasa a llamarse “Electra Lorenz”. En 1931 inicia los trámites para dar servicio a Buera (14). El alumbrado para los particulares es muy caro –pero menos que Joaniquet- y por UNA bombilla (de 16 bujías) cobra, al mes, 2,50 pesetas. Este precio obliga a aprovechar el único punto de luz y para ello se hacen esos huecos, encima de las puertas, que se ven en algunas casas antiguas, para iluminar a los dos lados.
Es en junio del 1936 cuando Joaniquet intenta unir, mediante una línea, el molino de El Grado con el del molino de Enate (15). Comienza la guerra civil y su proyecto se queda estancado hasta que termina la contienda.

Membrete de carta de Hidroeléctrica de Huerto, AHPH obras publicas 215-314


La guerra lo destroza todo –incluidas las notarías- y allí se pierde la escritura de la venta, que en 1935, hace Mariano Lorenz junto a su hermano Manuel, de sus derechos y la propiedad de las instalaciones y líneas a Felix Lalanne. Electra Lorenz cambiará su denominación a “Hidroeléctrica de Huerta de Vero”.

Lineas de Celso Joaniquet, 1936, AHPH obras publicas 215-317

La empresa de Joaniquet “no es demasiado escrupulosa” con la normativa y no le conceden el permiso de explotación de las líneas que proyectó instalar en 1929. Pero él las ha instalado, las explota y después de numerosos requerimientos pasará la revisión el año 1942.

Castillazuelo el año 1941, AHPH obras publicas 215-314


En los años cincuenta, Eléctricas Reunidas de Zaragoza está en expansión. ERZ controla a Hidroeléctrica de Huesca (16) y también ha comprado Eléctrica de San Vicente Ferrer -en Graus- y otras pequeñas eléctricas para poder quedarse con su distribución. En 1962 Hidroeléctrica de Huesca instala desde la red de ERZ, en Pertusa, una línea para abastecer las obras que AUXINI va a realizar para construir la presa del Grado y el canal del Cinca. Sus líneas pasan junto aquellas que instaló Mariano y Joaniquet, y, poco a poco, las sustituirán. Por otro lado Cooperativa –su competidora en la zona- extiende también sus redes y más tarde Hidroeléctrica de Cataluña se encargará de ellas. Pero al margen de grandes líneas y de poderosas empresas que han cambiado la forma de vender electricidad, las pequeñas centrales -que alumbraron pueblos como Castillazuelo- se paran, una tras otra, para siempre…

Epílogo
Tristes molinos abandonados observan como las aguas de acequias y ríos pasan a su lado sin mover sus ruedas. Un afortunado día vieron llegar “la luz eléctrica” y su agonía se prolongó durante unos breves años. Ahora algunos muestran sus piezas relucientes tras su restauración, pero muchos desfallecieron en el camino; hundido su techo y enterrada su maquinaria –que tantos esfuerzos evitó a sus vecinos- sin que nadie los recuerde. Gracias a ellos la “luz” llegó a muchas pequeñas poblaciones como Castillazuelo; ahora –genética ingratitud aragonesa- “descansan en paz”.

José Antonio Cubero Guardiola

Notas:
(1) (Naval, 1996: 217).
(2) (Blázquez, 1999: 406)
(3) (López, 1861,v.2: 157).
(4) (Cubero, 2011: 8).
(5) AHPH (Archivo histórico provincial de Huesca), Obras públicas 148/55.
(6) www.congreso.es [en linea], “Diputados históricos 1812-1977”. Antonio Aura Boronat, natural de Alcoy, Alicante, fue diputado las legislaturas de 1910-1911 y 1911-1914, por Barbastro, entre otras.
(7) “Obra importante”, Diario de Huesca, 6-10-1902, p. 3.
(8) (Martínez, 1998: 135-147)
(9) “De la lucha electoral. Por los puestos, no por las ideas”, Diario de Huesca, 9-3-1915, p. 1.
(10) AHPH, Obras públicas 173/145.
(11) AHPH, Obras públicas 148/55.
(12) Estuvimos, con Pepe Noguero, intentando encontrar el nombre en la antigua caseta de transformación y no pudimos verlo, aunque su padre lo recordaba.
(13) AHPH, Obras públicas 197/242.
(14) AHPH, Obras públicas 190/221
(15) AHPH, Obras públicas 215/317.
(16) (Germán, 1990: 109)

Aclaraciones:
Cunero: Dicc. R.A.E.; “Aplicase al candidato o diputado a Cortes extraño al distrito y patrocinado por el gobierno”.

Bibliografía:
Blázquez Herrero, Carlos y Pallaruelo Campo, Severino (1999), Maestros del agua, Zaragoza, DGA.
Cubero Guardiola, José Antonio (2011), “Mariano Lacambra, un polifacético barbastrense”, El Cruzado Aragonés, Extra de Fiestas 2011, p. 7-14.
Germán Zubero, Luid (Ed.) (1990), ERZ (1910-1990) El desarrollo del sector eléctrico en Aragón, Zaragoza, IFC.
López Novoa, Saturnino (1861), Historia de la muy noble y muy leal Ciudad de Barbastro, Barcelona, Pedro Riera.
Martínez, Bizén d’o (1998), “El Desinfector”, Revista del Centro de Estudios de Sobrarbe, nº5, p. 135-147.
Naval Mas, Antonio (1996), Construcciones para la historia del Somontano en el Alto Aragón, Huesca. Cremallo Edición,
[Padrós, Enrique] (2003), Memoria histórica de la sociedad anónima Aguas Potables de Barbastro : 1903-2003 / Barbastro, p. 24.

Archivos:
Archivo Histórico Provincial de Huesca, Obras públicas.

Agradecimientos:
Silvia Montes y Pepe Noguero.

Este artículo fue publicado en la revista "Ro Zimbeler" de Castillazuelo, en el número 24, en enero del año 2012. (Algunas de las imágenes de este post no aparecieron en la publicación).

Notas sobre la historia de la central de Seira (14): La Société Civile Française des Charbonnages de l'Esera

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En el año 1584, reinando Felipe II, comienzan a aparecer las primeras ordenanzas que regirán la explotación minera en España. Tras algún tímido intento de modernización, en 1825, Fernando VII encarga a la Junta de Fomento el desarrollo de una nueva ley para “promover por todos los medios posibles la felicidad de [sus] vasallos”…

Las minas en estos momentos son de la corona -a la que representa el Rey- y su explotación es señorío real, por lo que su adjudicación es potestad del monarca –las regalías-. Son muchas las leyes que se promulgan en el siglo XIX para  modernizar el pais y abandonar estas prácticas feudales y en el año 1868, el Ministro de Fomento, Manuel Ruiz Zorrilla, presenta una nueva ley de minas para, según sus propias palabras, abolir “las absurdas y monstruosas ordenanzas de Felipe II”.

Esta novedosa legislación faculta que “todo español o extranjero [pueda] hacer libremente, en terrenos de dominio público” excavaciones para la búsqueda de minerales. Estas, de un tamaño máximo de diez metros, también se denominan  calicatas.  Si se realizan en terrenos cultivados o privados, requieren el permiso de los propietarios. 

 En uno de estos campos ribagorzanos –no conocemos si público o privado-, el  mes de diciembre de 1892, “unos caballeros que, por su continente y habitos, nos [parecen] extranjeros”, visitan estos rincones del Alto Aragón, armados de unas curiosas herramientas, y van picando aquí y allá.
Los dos franceses que realizan estas calicatas son Ingenieros de Minas y uno de ellos, Monsieur Magnon, es el técnico de la expedición. También participa en la misma el español Teodoro de Sierra –exdiputado según los periódicos- y propietario de la concesión. Como promotor de la visita, por la parte financiera, les acompaña el empresario francés Jules Daisson.

Esta prospección, a tenor de los informes que obtiene Monsieur Magnon, tiene un resultado inmejorable pues, según sus conclusiones, se pueden extraer dos mil toneladas diarias de carbón “sin necesidad de pozos ni galerías, simplemente a cielo descubierto”. Teodoro de Sierra, como representante de la sociedad, solicita las nuevas ampliaciones a sus concesiones que sugiere el informe y el 1 de febrero de 1893 se constituye en Burdeos la Société Civil Française des Charbonnages de l’Esera, figurando en la misma como Administrador delegado de la Sociedad en Madrid.  La sede de la nueva  Sociedad está en Paris y su Consejo de  Administración está compuesto por importantes políticos y militares de ambos paises.

En la primavera de este mismo año, lejos de allí, los ribagorzanos no están por la labor de dichos experimentos mineros, pues la impenitente sequía está acabando con sus cultivos y se suceden las “rogativas por los pueblos de esta católica comarca para implorar del Todopoderoso, por intercesión de sus patronos, el beneficio del agua para los agostados sembrados”. Afortunadamente el agua llega y las romerías se suceden para agradecer al “Altísimo tan señalado favor”. Según los cosecheros se espera una buena cosecha de vino que permitirá pasar esta sequia con menos penas…

Pero no todo son malas noticias pues a finales mes de abril, “están terminadas casi del todo las obras del hermosísimo puente de hierro…de Morillo de Liena...”, de la carretera de Benasque que  lentamente está mejorando los accesos al valle. 

Al margen de estos avances –verdaderamente transcendentes para el devenir de la iniciativa de la sociedad carbonifera-, siguen las discursiones en los medios de comunicación españoles sobre la rigurosidad del informe de Monsieur Magnon y la existencia de tal cantidad de carbón, como él defiende, o la falta de rigor que le achaca Román Oriol –Director de la Revista Minera-. Un nuevo movimiento de la carbonífera promueve la oferta de obligaciones por doce millones de francos y desata nuevas críticas a los dirigentes de la sociedad.


  
Jules Daisson.
Gallica / Bibliothèque Nationale de France

No se conocen explotaciones que avalen la necesidad de ampliación, ni tampoco se ha extraido una sola tonelada de carbón, “ni han dado un solo jornal en la zona”, comenta airado un vecino en un artículo de la Revista Minera. Esta noticia transciende las fronteras, llega a Francia y se publica en un periódico especializado, desatando la polémica sobre el tema. M. Daisson contesta a los opositores, hay diferencias entre los socios y, al final, acaban en los tribunales.

Transcurren varios años sin noticias y es en 1898 cuando, sin mucho revuelo, la sociedad cambia el nombre y se convierte en una sociedad anónima. Jules Daisson conserva el control de la misma y las concesiones. 

Algunos lectores, a estas alturas, se estarán preguntando: Todo esto parece interesante, pero, ¿qué tiene que ver con Seira y su central?. Pues bastante más de lo que podría parecer a primera vista…
M. Daisson, el promotor de todo este embrollo, cree inminente la contienda de su país con Alemania y plantea como tesis lógica que invada a su vecina Bélgica, nada más comenzar las hostilidades, para abastecerse de carbón. Por el otro bando Francia estaría desabastecida de carbón y debería  garantizar, en caso de llegar a esta situación, el suministro del combustible para las dos divisiones, o cuerpos del ejército francés, la 18 y 19, que tienen su localización cerca de los Pirineos. 

Pero, se preguntarán, ¿como piensa transportar el carbón desde las minas a nuestro país vecino?. Pues muy sencillo, con un ferrocarril eléctrico que suba desde Monzón, como un ramal de la vía de Zaragoza-Barcelona y discurra por el valle del río Ésera hasta Benasque siguiendo las directrices de un descartado proyecto ferroviario.



Moliño Dalmau, José, Memoria sobre el Ferrocarril Internacional..., 
Barcelona,1884 / Fundación Hospital de Benasque 

En 1888, José Moliñó Dalmau, ya había desgranado las opciones posibles para conectar los dos paises a través de los Pirineos. En contra de toda lógica y siguiendo las más rancias y caciquiles órdenes, se elige la opción más larga y dificil –el trayecto por Canfranc-. Aparcada queda la opción del Ésera, que es la que plantea Daisson y la que conecta de manera más rápida el Mediterraneo con Francia. En cualquier caso,  el ser el mejor trazado no lo exime de una importante inversión, y de esta manera justifica la sociedad carbonifera la necesitad de esos doce millones de pesetas que ha pedido en forma de obligaciones para poder instalarlo.  

Pero esta no es la única cuestión pendiente para M. Daisson pues necesita unas concesiones hidráulicas que le permitan “alimentar” mediante centrales eléctricas el ferrocarril que sueña. Tras los problemas de su empresa, estos años no ha estado inactivo y  ha vuelto a constituir una nueva sociedad. Ahora se denomina “Charbonnages & Forces Motrices de l’Aragon” o en su versión castellanizada como “Sociedad de estudios de la minas de carbón y Fuerzas Motrices de Aragón (sic)”. Ha refrescado sus contactos con las “fuerzas locales” -con Manuel Camo al frente- y desde el periódico de éste –El Diario de Huesca- elogian los “inteligentes estudios” y “su incansable actividad” para promover “el bienestar [de] esa comarca altoaragonesa”.

Probablemente estas volubles alabanzas las haya escrito el oscense Luciano Labastida, fiel escudero de M. Daisson, que le ha servido para alisar cuantos impedimentos ha encontrado en sus gestiones. La sociedad, con su interesada colaboración, ha solicitado nuevas concesiones  mineras y ya tiene, entre otras, 1.481 hectáreas en Bisaurri. También le han  adjudicado  varios  aprovechamientos hidroeléctricos. Uno de ellos está en el lado francés –de unos 3000 caballos- y el otro, de 6.300 caballos –en los estiajes más bajos-, está ubicado en el río Ésera, y toma sus aguas en la partida denominada Puente Argoné. La casa de máquinas de este salto se ubicará en Argoné, junto al barranco Avechachas. 

Aquí es donde entra en confrontación con los intereses de los promotores de la instalación de la central de Seira. El primigenio proyecto de la misma, realizado por el ingeniero zaragozano Francisco Bastos Ansart, requiere la instalación de varios saltos consecutivos para permitir una explotación rentable. El alto coste de la línea de alta tensión hasta Barcelona obliga a disponer de una potencia mínima a transportar -no menor de 60.000 caballos de vapor- para obtener unos razonables beneficios. Bastos ya adquirió una concesión para dicho proyecto –“El Salto de El Run”- y ha solicitado otra denominada “Puente Argoné” para realizar el proyecto, pero entre ellas, tiene una concesión –la de M. Daisson- que no es suya. 

La concesión de Bastos ha acabado, como ya conocemos, en Catalana de Gas y Electricidad. Las dificultades que ha generado la Primera Guerra Mundial han complicado todo, pero el proyecto sigue adelante. La Sociedad “de las fuerzas motrices de Aragón” no ha tenido la misma vitalidad y su concesión es un mero trámite administrativo. Aún así la Sociedad solicita una ampliación de la misma por ocho años. Le conceden dicha prórroga y así  pueden seguir hasta el año 1918 especulando con la misma.

Los proyectos de Daisson han quedado, como parecía en un principio, en un mero intento especulativo. Ni se ha sacado carbón de las minas, ni se ha construido el romántico ferrocarril eléctrico que debía atravesar el valle del Ésera. Pero mejor que sea Luciano Labastida el que nos explique de primera mano su relación con M. Daisson y el devenir de su sueño:

“un subdito francés…concesionario de las minas de Bisaurri, vino a Huesca con eficaces recomendaciones para don Manuel Camo, de elevadas personalidades de la política y de la banca. Pretendía la formación en el extranjero de una Sociedad constructora de un ferrocarril que permitiese la explotación de la cuenca carbonífera del valle de Castejón. El Señor Camo, aquel hombre extraordinario en cuyo corazón tenían cabida todos los impulsos hacia el bienestar de su tierra; que, experto conocedor de su provincia, se daba exacta cuenta de sus conveniencias y necesidades, le abrió los brazos con su habitual cortesía, prometiendo prestarle cuanta ayuda hubiera menester en aquella gigantesca empresa…Desgraciadamente dejaron pronto de existir el señor Camo [1911] y monsieur Daisson, y el asunto quedó estacionado en el ministerio de Fomento…”



Manuel Camo

Luciano Labastida llega a ocupar el puesto de alcalde de Huesca y  muere el año 1926. La concesión hidroeléctrica de Fuerzas motrices de Aragón pasa a los herederos de los promotores y, años después, en 1918, es adquirida por Catalana de Gas y Electricidad. El año 1946, pasada la Guerra Civil Española, se crea Hidroeléctrica de Cataluña, coge el testigo de la catalana y emprende el proyecto de construcción de Argoné. Dos años más tarde se pone en funcionamiento el primer grupo de la central. Todavía pasará un tiempo hasta la puesta en marcha del segundo grupo. Y tras esta, por circunstancias de explotación, se desmantelará el Salto de Puente Argoné quedando la Central de Argoné como único testigo de los sueños de Monsieur Daisson.



Por José Antonio Cubero Guardiola
Este artículo se publicó en el número 15 de la revista "Els tres llugaróns", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el verano de 2015

Notas sobre la historia de la central de Seira (15): 1915, un año aciago.

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En los últimos días del pasado año se han rematado los últimos detalles de la nueva iglesia de la Colonia, bajo la advocación de la Virgen del Carmen, y el primer día de enero ya se está celebrando misa en ella. En la puerta podemos ver, entre otros, a D. Federico, a Ramón Surigué y a sus familias, todos bien abrigados, para combatir el frío que hace tras una copiosa nevada.

Diego Mayoral, el jefe del Servicio Hidroeléctrico de Catalana, no sufre los rigores del invierno en su despacho de Barcelona, donde dirige los trabajos junto a los miembros de su equipo. Sobre su mesa están los organigramas de los trabajos de la construcción de la central. Pero parece que todo sucede a cámara lenta y los objetivos que se tendrían que haber cumplido hace meses, uno tras otro, acumulan importantes retrasos. Los plazos se han alargado interminablemente. La gran guerra lo está trastocando todo. 

El Ingeniero Mayoral  -que no se imagina la envergadura de sus problemas- no ceja en su empeño de sacar adelante los trabajos. Su formación en el Politécnico de Zurich le ha abierto una ventana con una privilegiada visión de la tecnología hidroeléctrica, que en estas fechas está en plena efervescencia. En su cabeza ya visualiza la central y sus equipos. A finales del año pasado ya se hizo el pedido de la tubería de presión –que permitirá llevar el agua del rio Ésera hasta las turbinas-. Es una parte muy importante de la instalación pues debe soportar los 138 metros de altura del salto de agua -13,8 kilogramos por cada centímetro cuadrado-. La empresa alemana Ferrum ha sido la primera elegida por su dilatada experiencia en la construcción de tuberías. Hasta hace unos meses este encargo no hubiese supuesto demasiados problemas, pero ahora, con la guerra, la cosa es más complicada. Pero será mejor que nos lo explique él con sus propias palabras;

Habiendo sido imposible conseguir del gobierno inglés que autorizase el libre paso de estas tuberías por ser de procedencia alemana, se ha optado por prescindir de ella de momento.

Y es que todo está alterado, el mercado ha subido sus precios por la demanda de los contendientes, el carbón está disparado y el acero, como el que emplea para su tubería, está intocable. Hasta el pan, alimento básico en la dieta,  ha subido su precio.

Tras el fiasco de Ferrum, ha sido posible comprar 600 toneladas de acero en América, a la mayor productora de acero del mundo, la United States Steel Products Co, propiedad del magnate americano J.P. Morgan. Esta plancha de acero, que ha costado 152.143,87 pesetas, ya está en Barcelona donde se manufacturará en los talleres de  los sucesores de E. Coral para hacer una sección de la tubería. 

Rotor de la Central de Seira (Oerlikon)

Mayoral tiene otro reto por delante, debe seleccionar el fabricante de las turbinas, otra parte fundamental de la central, pero lo tiene fácil pues conoce perfectamente una de las más importantes fábricas de Zurich que le pueden solucionar su problema: Escher Wyss y Cía. Esta firma tiene en explotación un magnífico ejemplo de su buen hacer: la central de Capdella en el Pirineo leridano. Sus 836 metros de salto son la mejor tarjeta de visita que puede tener cualquier fabricante de turbinas en estas fechas. El Servicio Hidroeléctrico de Catalana de Gas les ha encargado la construcción de tres turbinas Francis para aprovechar la fuerza de las aguas del Ésera. En principio se encuentra en forma de energía potencial –por la altura- y luego al bajar por la tubería se convierte en energía cinética –por la velocidad- y gracias al movimiento de los rodetes acaba convertida en energía mecánica en los ejes. Los verdaderos artífices, los rodetes, de 1.400 mm. de diámetro y 200 mm. de ancho tendrán una potencia de 10.600 caballos de vapor cada uno. Están fundidos en bronce y los forman dos semiruedas que hacen que el agua se separe ayudando a centrarlos en el interior de su alojamiento. En la fundición de sus cámaras espirales, o coloquialmente “caracoles”, llevan grabados los números de serie 5476, 5477 y 5478. 

Todo el pedido de material que se les ha encargado a EW costará 334.000 pesetas, aunque en este presupuesto está incluido, entre otros, el regulador que es el aparato encargado de controlar la velocidad de la turbina. También están en el mismo pedido dos pequeñas turbinas Pelton para producir 600 caballos cada una, que son imprescindibles para el funcionamiento de la central. 

Para Escher Wyss este pedido es uno más del extenso listado de sus encargos. De los más de 160.000 metros cuadrados que ocupan sus talleres están saliendo, una tras otra, las turbinas de los proyectos más importantes del momento. Y no es extraño pues dispone de todos los medios necesarios para llevar a cabo estos trabajos: la experiencia, los talleres y el equipo humano. Las vías de tren que entran en sus interminables instalaciones están incesantemente recorridas por humeantes máquinas de tren que intercomunican todos los departamentos de la fábrica cargadas de grandes y pesadas piezas. Una vez terminadas las turbinas de Seira, por estas mismas vías,  las transportarán hasta la estación de Barbastro, donde se está acondicionando una grúa y unos almacenes. 

La central auxiliar número 2, ubicada en Seira, el 30 de enero de 1915.

Pero esta maravilla de la mecánica, las turbinas, se quedaría sin utilidad si no se acoplase a su eje un alternador para generar la electricidad que pretende llevar a Barcelona la compañía Catalana de Gas. Para construirlos, Mayoral, vuelve a dirigir su mirada a Zurich, pues a escasos cinco kilómetros de Escher Wyss, se hallan otros talleres igual de equipados y preparados para la construcción de los alternadores que necesita para su central. Se trata de Maschinenfabrik Oerlikon, más conocida por MFO, o por Oerlikon. En esta empresa están a pleno rendimiento y no les faltan pedidos pues están bastante atareados con su otra especialidad, la fabricación de armas, pero han aceptado el reto de construir tres alternadores de 9.000 kVA de potencia para la central. Sus negras y voluminosas carcasas lleva troqueladas los números 130960,  130961 y 130962. También fabricará los transformadores que elevarán la tensión de la línea hasta los 130.000 voltios (aunque si lo consiguen será un record, pero la tecnología está todavía por desarrollar y no está claro que lo logren). Esta es la parte mas costosa de los pedidos que ha hecho este año pues subirá en conjunto 890.000 pesetas.

Mayoral ha escrito en alemán todas las especificaciones de estos pedidos, pero también utiliza esta lengua para anotar sus impresiones en una libreta negra. Es una costumbre que tiene desde hace tiempo, a tenor del buen número de ellas que hay apiladas en su biblioteca personal. Allí da rienda suelta a sus pensamientos y se desahoga contando los problemas que está sufriendo en la ejecución de este proyecto. 

Sobre su mesa está el borrador del informe que  prepara para los accionistas  sobre la evolución de los trabajos:

Durante el pasado año de 1914 ha sido imposible realizar el programa trazado en nuestra memoria ...causas imprevistas limitaron los medios que para ello eran necesarios, asi es que desde marzo al mes de agosto las obras no hubieron de alcanzar el desarrollo que los preparativos acumulados permitían, y a partir del mes de agosto se redujeron considerablemente, según se desprende del estado de movimiento de obreros habido en este ejercicio.

Acabó el año 1914 con 215 trabajadores, lejos de los 751 de agosto. Y ahora en enero tan sólo 157 obreros luchan con los rigores invernales y las fuertes nevadas que están cayendo este año. 

La ubicación de la Central de Seira el 23 de junio de 1915.

El año pasado –reflexiona Mayoral- no se pasaron de cuatrocientos obreros de media y se gastó en salarios casi seiscientas mil pesetas que van incrementando el presupuesto y no se vislumbra la fecha de  finalización, que cada año se va retrasando. En su informe se baraja la puesta en marcha a comienzos de 1917. Esta idea le preocupa, aunque no es la única, pues la situación apartada de las obras y los problemas de mantenimiento del orden entre los obreros, como la huelga del pasado año, han retrasado las obras e impedido mantener el buen ritmo. De todo esto da buena cuenta Mayoral a la Sociedad en su informe y como solución propone la construcción, esta primavera, de un edificio-cuartel que permita albergar a los miembros de la Guardia Civil. Aunque para garantizar la seguridad de las instalaciones, de una manera continua, se  solicitará del Ministerio de la Gobernación  la creación de un puesto  permanente.

Aunque la Benemérita le acompaña, son muchos los “tajos” que tiene abiertos y como los problemas no sólo los tiene en Seira,  no extraña que en la instalación de los postes de la línea de Barcelona, aunque de un modo paulatino, [se tengan] frecuentemente que interrumpir los trabajos, tanto por las dificultades que opusieron algunos propietarios, como por las de obtener debido a las anormales circunstancias presentes, algunos postes especiales destinados a cruces de caminos y de otras líneas.

Mayoral sigue trabajando en su oficina. A mediados de año, con el buen tiempo, el Sr. Obispo vendrá a Seira para inaugurar la nueva iglesia. Así sea.


Por José Antonio Cubero Guardiola
Este artículo se publicó en el número 16 de la revista "Els tres llugaróns", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2015




Notas sobre la historia de la central de Seira (16): 1916, un año de luces y sombras

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   El tiempo pasa inexorablemente. Este año se cumple el quinto aniversario de la muerte de Joaquín Costa. Los ribagorzanos tienen muy presente todavía la figura de Costa y las páginas de El Ribagorzano glosan, cada año, desde aquel fatídico ocho de febrero, las palabras de su paisano. Todavía nadie ha valorado en su justa medida -ni probablemente lo hará durante muchos años- la importancia de su pensamiento y sus ideas. El análisis que realizó de la lamentable situación económica y  organizativa de su amado pais, fuera de todo desapasionamiento, es la obra de un verdadero y honrado estadista.

   Los agricultores ribagorzanos, objeto de sus desvelos durante años, siguen emigrando para intentar mantener sus familias, abandonando casas y tierras, en busca de un futuro mejor. La gran guerra sigue derramando la sangre de  inocentes que dan sus vidas defendiendo el honor de sus paises e ideales que ni ellos mismos acaban de tener claros.  Con este panorama comienza el año 1916.


   En Seira, las obras con los altibajos que las vienen caracterizando, siguen adelante; la Catalana ha terminado la construcción de un nuevo albergue para trabajadores. Tiene una capacidad de 250 personas y, junto al existente, amplía hasta 400 las plazas para acoger a los nuevos obreros que lleguen durante los meses venideros. Durante el invierno no ha bajado mucho la población trabajadora y se le ha dado un fuerte impulso a la construcción de la sala de máquinas que ya destaca con sus gruesos muros de piedra entre los edificios contiguos. Del interior de la misma sobresalen las gruas Derrick que permiten subir los pesados bloques hasta los andamios.


   Pero, según la Compañía, no es suficiente el empuje obtenido y se buscan nuevos trabajadores. Los periódicos pregonan la oferta de trabajo y los ojeadores buscan obreros y personal más especializado como mineros y carpinteros. Estos, por las interesantes condiciones, viajan hasta Seira, por los polvorientos caminos, dejando atrás sus anteriores trabajos, en un incesante trasiego de idas y venidas entre las obras que las diferentes hidroeléctricas  -competencia de la Catalana- tienen abiertas en la cercana Cataluña. A comienzo de año ya se superan los mil trabajadores, marcando un nuevo hito, pues nunca se había alcanzado esta singular cantidad. La acumulación de tal número de personas comienza a provocar problemas que antes no se habían presentado, unos se pueden solucionar con la colaboración –y beneficio- de los habitantes locales que hospedan en sus casas a obreros. Otras cuestiones, provocadas por la dudosa honradez de algunos de los nuevos trabajadores, tienen peor solución. Algunos de estos hospedados, abusando de la buena fe de los lugareños, les sustraen dinero y bienes, como en El Run, importante nucleo de trabajos, donde una familia, que tienen cinco trabajadores en casa, denuncia el robo de 25 pesetas que tenían en un baúl. La Guardia Civil detiene a un individuo de Quintanar de la Sierra, de la provincia de Burgos, como autor del robo. Este tipo de hechos aumenta y también lo hacen los accidentes, por una mera cuestión estadística.



El tejado de la central en el proceso de montaje

 Uno de estos lamentables hechos lo protagoniza un minero de Albelda llamado Manuel, que sufre un grave accidente mientras manipula unos cartuchos de dinamita. La despreocupación en la manipulación de la misma, provocada por la aparente estabilidad, y la confianza que provoca su uso habitual sin incidentes, le hace olvidar la composición de la misma y durante “el secado” tras una fria noche, baja la guardia y se produce un grave accidente. Manuel, haciendo caso omiso al sentido común, calienta, de manera totalmente artesana e inapropiada, un cartucho en una hoguera. Este rezuma la temida nitroglicerina por un calentamiento excesivo y al moverlo bruscamente se produce la explosión del mismo y el cebado de otros sesenta cartuchos que tenía a su lado. El infortunado “recibe de tan horrible manera los efectos de la explosión que su cuerpo es destrozado horrorosamente, encontrándose después a trozos”.

   Pero la mala suerte se ha cebado en las obras y este accidente es el preludio de otro más grave que tiene lugar la triste mañana del viernes 26 de mayo. A las siete y media de la mañana, justo a la hora de iniciar la jornada laboral, cede el grueso madero que aguantaba los dos lados de un andamio que se ha montado en el interior de la central para el montaje del falso techo. Su rotura provoca la caida de las dos cuadrillas que estaban encima. Obreros y materiales caen al suelo de manera violenta y sorpresiva desde una altura cercana a los quince metros.

   El accidente por su gravedad es denominado en los rotativos como “La catástrofe de Seira” al estar implicados un gran número de trabajadores. Cinco de estos fallecen en el acto y los infelices heridos, que “lanzaban gritos de angustia”, provocan una terrible confusión y desasosiego entre los que intentaban desenterrarlos del amasijo de maderas y cuerpos. Trece de estos heridos son trasladados en camillas al hospital de las obras donde les atienden los doctores Jesús Falés (sic), José María Ferrer y José María Pérez. Los más graves se trasladan a Monzón, aunque dos de ellos no conseguirán restablecerse de las heridas e incrementarán hasta los siete el número de fallecidos. Afortunadamente los restantes once heridos un mes más tarde ya están restablecidos, según la prensa local.

 



 Hemeroteca del Diario del Alto Aragón. http://hemeroteca.diariodelaltoaragon.es/

   Un detalle que llama la atención, teniendo en cuenta la diversa procedencia de los trabajadores, es que todas las víctimas del grave accidente son aragoneses: Manuel, de Zaragoza, Miguel de Calvera, José de Albelda y cuatro, cuyos nombres desconocemos, eran, de Palo, de Sasé y dos de un pueblo del cercano Sobrarbe que tampoco conocemos. Todos los heridos son también aragoneses y tienen en común con los fallecidos su juventud, pues su edad oscila entre los quince y los treinta años.

   A los pocos días del accidente, la población obrera, probablemente por la necesidad de recoger las cosechas en sus pueblos de origen, se reduce significativamente bajando de los mil trabajadores que tanto esfuerzo había costado alcanzar. En muchas obras era habitual permitir ausentarse a los obreros en las fechas estivales como forma de fidelizarlos. Pasadas las fechas de la siega el número trabajadores vuelve a subir sobrepasando los records anteriores y alcanzando el día 16 de noviembre las 1791 personas. El creciente número de jornales casi triplica los realizados el pasado año 1915 y supone un gasto por este concepto de 1.688.883 pesetas.



Archivo Histórico del Ministerio de Fomento, Madrid. Gentileza de  de Conchita Pintado.

   Esta excepcional cantidad de dinero está ligada al adelantado estado de la construcción de los edificios más importantes de la central y el gran número de trabajos simultaneos que se están desarrollando y esta actividad viene reflejada en el consumo diario de cemento que se eleva a las 30 toneladas. Esta importante cantidad está suministrada por un  único proveedor que incumple sus contratos, obligando a contratar con la fábrica de cementos Butsems un suministro alternativo de otras 50 toneladas diarias para poder atender correctamente la demanda de los trabajos.

   Pero los suministradores de cemento no son los únicos que rompen e incumplen sus compromisos. Escher Wyss, la empresa suiza que se había contratado para suministrar un tramo de la tubería forzada, anula el acuerdo de forma unilateral. Los cambiantes precios de la chapa de acero y las complicadas condiciones para el tránsito de la misma por el territorio alemán y francés han provocado esta desagradable situación para el correcto desarrollo de la construcción de la central.

   La dirección de las obras no ceja en el empeño de seguir adelante con el contrato de Escher Wyss y se suceden las gestiones en Madrid, Paris y Berlín. Al final de las mismas se obtienen los permisos y la chapa puede cruzar el territorio en guerra y llegar a los talleres de Escher Wyss en Zurich.

   Sorprende que un tren cargado de acero pueda atravesar varios paises que están invadidos por tropas extranjeras y bajo las amenazas de las bombas, pero la importancia de los contratos que genera la industria hidroeléctrica superan todas esas dificultades. Aunque Catalana de Gas y Electricidad no es la única empresa española que tiene problemas para obtener los permisos para dichos tránsitos, pues sus competidoras están en la misma situación, aunque algunas,  por su boyante situación económica, lo tienen más fácil.

   Es el caso de Riegos y Fuerzas del Ebro (RFE) que es la empresa hidroeléctrica que lidera, por su volumen y espectativas el mercado catalán y español en estos momentos. Opera a la manera “americana” y esta estrategia empresarial está obteniendo críticas desatadas en la prensa financiera española y, especialmente, de sus competidoras. Está desarrollando en las zonas en las que está implantada una actividad “desenfrenada” adquiriendo  empresas sin tener en cuenta el precio, con el objeto de controlar el mercado.  Sorprende a todos este modo de contratar, que se extiende a sus trabajadores y empleados que, lógicamente, están encantados.

   Estas actitudes de RFE para controlar el mercado hidroeléctrico tienen un lado menos honesto, pues –en palabras del Director de la obra, Diego Mayoral- : “algunos trámites legales de la línea [de transporte] están demorándose suscitados por nuestra competidora [RFE]”.

   Estas dificultades provocan que conseguir los permisos para la construcción de la línea, en el lado de la Catalana, sea una verdadera carrera, visitando a cada uno de los propietarios, ayuntamientos y todos aquellos afectados por la misma para pedirles su autorización para que la competencia, que está sembrando cizaña entre los propietarios, tenga el menor número de posibilidades de trastocarlo todo.

   Afortunadamente no todo son malas noticias en relación con la línea y una bajada de la cotización del precio del cobre en Estados Unidos permite adquirir 400 toneladas de dicho material. Estas permitirán cubrir la práctica totalidad de los 225 kilómetros que separan la Central de Seira de la Central Térmica de San Adrián, en Barcelona, destino final de la energía que se producirá con las aguas del río Esera.


Por José Antonio Cubero Guardiola

Este artículo se publicó en el número 17 de la revista "Els tres llugaróns", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el verano de 2016.

Notas sobre la historia de la central de Seira (17): Los talleres Escher Wyss y la Central de Seira.

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La familia Escher, a la que pertenecía Hans Caspar Escher, era una de las más importantes de Zurich. Durante más de quinientos años, miembros de dicha familia de patricios, habían sido comerciantes, industriales y diplomáticos.A Hans Caspar Escher, ingeniero e industrial, siguiendo la tradición familiar, se le ocurrió fundar un taller donde perfeccionar los telares de su fábrica textil.

Pero la historia de la fundación de Escher Wyss, a comienzos del siglo XIX, no fue realmente tan sencilla y Hans Caspar Escher, tuvo que cambiar los planes que su padre había hecho para él, y estudió Arquitectura, que era lo que realmente le gustaba. La ocupación francesa de Suiza y su actividad militar le abrieron los ojos a su verdadera vocación: crear su propia empresa textil.



En 1803 construyó su anhelado telar en la bodega familiar y 1805, junto a su padre y varios socios más, fundó, con la asesoría jurídica del banquero Salomon Wyss -que puso el segundo nombre a la compañía-, una empresa para poder mejorar los defectos que había encontrado en sus telares. Esta sociedad, en pocos años, tendría renombre mundial y fue el germen de la industrialización de aquella parte del país.

La trayectoria, a partir de esa fecha, vinculada primero a la industria textil y más tarde a la construcción de máquinas de todo tipo, revolucionó con las ideas y el espíritu de Hans Casper la construcción mecánica. Una historia apasionante que va unida indisolublemente a la evolución de las turbinas hidráulicas.

La construcción de máquinas hidráulicas comenzó con la utilización de éstas en las fábricas de papel para aprovechar allí mismo su fuerza. A comienzo del siglo XX, con el transporte de la energía a larga distancia, en sus talleres de Zurich, construyeron las turbinas de la "Canadian Niagara Power Company" de 10.000 caballos cada una - las más grandes de la época -.

Escher Wyss y la Central de Seira

Escher Wyss & Co, en adelante EW, suministró las tuberías metálicas, las tres turbinas principales -con sus reguladores e instalaciones auxiliares- y las dos turbinas Pelton auxiliares, de la central de Seira. Catalana de Gas y Electricidad, en previsión de la ingente cantidad de material que debía recibir, construyó un apartadero en la estación de Barbastro para poder recepcionar todos los materiales y suministros que vinieron por ferrocarril.

Todos los materiales que suministró EW recorrieron el trayecto de Zurich, donde estaba su fábrica, por ferrocarril hasta Barbastro y luego en carros hasta Seira. Allí se juntaban turbinas y tuberías con otros elementos menos tecnológicos como el grano necesario para alimentar las caballerías. Todos ellos subían por los polvorientos caminos de la Ribagorza en un lento peregrinar de caballerías.



La concesión del salto del Run con sus 138 metros de salto neto y un caudal de 21 m3/s -de caudal total-, por sus valores, sugerían turbinas Francis. Mediante una doble rueda de 1.400 mm. de diámetro y 200 mm. de ancho se obtenían 10.600 caballos de potencia. La rueda estaba fundida en bronce y la cámara espiral -el caracol- junto a los codos de aspiración están hechos en fundición. Actualmente el acero inoxidable, más resistente a la cavitación, ha “jubilado” a los viejos rodetes. Un ejemplar original lo podemos ver en la puerta del museo de la electricidad de Seira.

El 3 de febrero de 1915, según el pedido 1560 [1550 según algunos documentos], se encargaron tres turbinas que llevan el número 5476, 5477 y 5478.Como anécdota, el encargado de colocar las letras en el molde de la fundición se equivocó en el orden de las mismas, en la número 5476, y se lee "ESCHRE WYSS".




Las dos turbinas Pelton de 600 caballos que suministró también EW se utilizaban para producir, mediante dinamos, la corriente continua necesaria para la excitación de los alternadores y la continua, necesaria para los servicios auxiliares de la central –no tenían baterías-. Mediante dos alternadores se suministraba fluido eléctrico para la central, sus edificios y, en sus inicios, para los habitantes del valle.




Como curiosidad decir que Albert Huguenin, Director General de Escher Wyss, se desplazó desde Zurich a Seira para presenciar las pruebas de puesta en marcha de la central.

Por José Antonio Cubero Guardiola

Este artículo se publicó en el número 18 de la revista "Els tres llugaróns", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2016.


BIBLIOGRAFIA:

Dr. B. Fehr, y otros, ESCHER WYSS 1805-1955. 150 ans d’evolution, Zurich, 1955, 286 p. [remplace le tome 27/28 du Bulletin Escher Wyss]

NOTAS:

La imagen de Hans Caspar Escher y del taller de Escher Wyss está sacada de la wikipedia.

Las imágenes en blanco y negro, mostrando detalles de las turbinas y sus accionamientos, fueron tomadas durante la modernización de los años 90 y la imagen del rodete es una fotografía actual del mismo en su ubicación frente al Museo de Seira.

Notas sobre la historia de la central de Seira (18): 1917, el año decisivo

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     Diego Mayoral, como jefe del servicio Hidroeléctrico de CGE, a comienzos del año 1917, tiene la firme convicción que este año es decisivo en la construcción de la central de Seira. Se ha marcado este objetivo y tiene la intención de cumplir con sus ambiciosas expectativas. El pasado año la obra tomó un buen ritmo y en noviembre se llegaron a tener 2.000 obreros, que es el mayor número hasta la fecha y el ritmo de los trabajos fue cercano a lo esperado, pese a los altibajos provocados por el grave accidente que hubo en mayo. Afortunadamente ha comenzado el año animadamente y las carretillas circulan cargadas de materiales. Ya se han colocado 4.000 metros de vía a lo largo del congosto de Ventamillo para transportar cemento a la subida y arena a la bajada, todo lo cual presta grandes servicios y ayuda a la buena conservación de la carretera contribuyendo a economizar en viajes de carros y caballerías.

     Todos los responsables de las obras tienen muy presente que no están siguiendo las previsiones establecidas y la presión que reciben es muy grande. Ya han transcurrido cinco años desde que se iniciaron las obras el año 1912 -incrementando en un año la previsión inicial de su duración- y los gastos en personal y materiales son mucho más elevados que los presupuestados. Todo está desbordado y todavía no es posible calcular la fecha en que llegará la electricidad a su destino. Este año es decisivo pues se debe afrontar la construcción de la línea de alta tensión y es de las partidas más importantes del presupuesto de la construcción.

     Los trabajos en la línea comienzan muy lentamente y las trabas y los problemas en la construcción se suceden. A los habituales, provocados por el complejo suministro de materiales o con la falta de trabajadores, se añaden sabotajes y complicaciones en las gestiones fuera de toda previsión. Parece que hubiera una "mano negra" que ayudara a que todo lo susceptible de complicarse se complicara. La competencia entre las empresas eléctricas es muy grande y todas ellas son conscientes que cuando la línea de alta tensión de La Catalana esté terminada, supondrá que hay un nuevo competidor en el mercado. 


     Esta competencia transciende el ámbito local y de ello se hacen eco los periódicos y las publicaciones técnicas. El cuadro de combatientes, según la publicación Madrid Científico, lo componen las sociedades Saltos del Ter, Catalana de Gas y Electricidad -La Catalana-, La Energía Eléctrica de Cataluña y Riegos y Fuerzas del Ebro. Esta última, la más importante de todas, impulsada por el genio creador de Pearson, opera a la manera americana y sorprende a los empresarios europeos. Son muchas las críticas que, desde la prensa financiera, se hacen a estos planteamientos. La actividad desenfrenada de RFE al adquirir multitud de empresas sin tener en cuenta el precio y contratar obreros y empleados en extraordinario número sorprende a todo el mundo. Esta actitud, defendida por los beneficiados, conlleva inconvenientes que las grandes obras de ingeniería traen consigo, como la elevación de los precios de viviendas y alimentos en las zonas donde se ubican las obras, entre otras cosas, lo que, lógicamente, ha cambiado la vida social y política. Estas cuestiones añaden dificultades a las empresas de la competencia -como La Catalana- que deben pagar sueldos más elevados si pretenden encontrar trabajadores. 


     Dificultades que se añaden a los retrasos que se van sucediendo; en los pedidos a los fabricantes de turbinas, o a los encargos de la fabricación de los alternadores, debido a problemas en el suministro de materiales, que se han demorado también en la entrega, que debía realizarse en verano y todavía no se ha realizado. Tampoco ha llegado la tubería, que proviene de Suiza, y seguro que vendrá en los peores meses, en invierno, para dificultar su transporte.


   Afortunadamente no todo son malas noticias y aprovechando una bajada de la cotización del cobre se han pedido a Estados Unidos 400 toneladas de este material para la línea de transporte. 


    Poco a poco se confirma que la "mano negra" en las obras de la línea de alta tensión existía y tenía nombre. Todos aquellos sabotajes y problemas en las gestiones estaban provocados y lo confirma amargamente el ingeniero Mayoral en uno de sus informes: «Algunos trámites legales de esta línea están demorándose suscitados por nuestra competidora La Canadiense».


    Contrasta acusadamente esta efervescente actividad laboral en las obras de la central con la grave situación del mercado laboral español. En 1916, por poner un ejemplo de esa misma época, emigraron 62.247 españoles. Dicha cifra es menor que la del año 1912, cuando 194.443 españoles abandonaron el país rumbo a lejanos y desconocidos lugares en busca de trabajo. 


    Y es que la situación laboral es lamentable, los periódicos pregonan toda suerte de huelgas y apenas pasa un día sin que se declare alguna. No hay gremio que no reclame en todos los rincones del país un aumento de sueldo o una reducción de sus jornadas. En Aragón los tahoneros de Zaragoza han cerrado sus establecimientos en la capital y en Mequinenza los mineros están con la piqueta en ristre. Los zapateros, los albañiles y un largo etcétera -que incluye hasta "los cavadores de regaliz"- reclaman mejoras en sus condiciones de trabajo. A comienzos de 1917 la situación es insostenible y el ministro de Obras Públicas, Rafael Gasset elabora, con la colaboración de los gobernadores, una bolsa de trabajo de los parados. De sus datos se desprende que en la provincia de Huesca -sorprendentemente- faltan trabajadores y en cuanto el Consejo de Estado despache los créditos extraordinarios pedidos habrá exceso de trabajo y faltarán obreros. Los anuncios de La Catalana, presentes en la prensa desde hace varios meses, demandan trabajadores, reafirmando las palabras de Gasset.



    

     No todas las políticas laborales en Madrid pasan por el Ministerio de Obras Públicas y en algún departamento o institución de la capital tienen una forma curiosa de reclutar trabajadores o -mejor dicho- de apartar los que no trabajan de la vista de los gobernantes para que no les afee "el paisaje". Y, siguiendo una práctica que parece bastante habitual, reparten por "provincias" expediciones...

    "...de golfos, recogidos en las calles, con la pretensión de que trabajen en las obras de Riegos del Altoaragón. Esta nueva expedición es de 36, y muchos de ellos ancianos e imposibilitados. Algunos de los golfos regresaron a Madrid el mismo día, y los útiles para el trabajo, en vista de los escasos jornales que se pagan en las obras de riegos, han marchado a El Run, donde les pagan más elevados jornales en las obras de la Compañía Catalana de Gas. El pueblo censura la falta de criterio que supone el envío de gentes inútiles para el trabajo."

    Pese a estas aportaciones extras de obreros, en Seira la situación obrera se mantiene estable, desde diciembre el número de obreros se sitúa en torno a los 1000. La actividad sigue imparable y en marzo, gracias a los anuncios, ya son cerca de 1900. No extraña, pues, que entre tantos, y de tantas clases, de trabajadores en las obras algunos sufran «accidentes», como un obrero de Lérida que pierde un brazo y su cartera con 1200 pesetas a manos de un «compañero» suyo. O que en El Run, en las mismas fechas, una discusión acabe en un tiroteo y el agresor se dé a la fuga y se interne en Francia.
En las obras trabajan obreros de toda España y existe una importante colonia de murcianos. Alguno de ellos no está muy contento con la empresa y envía sus relatos a los periódicos de Cartagena describiendo su situación en las obras y las características de la misma:

    "...en los confines de la provincia de Huesca, clima ingrato y ya visitado por obreros de esta zona, a los cuales se burló descaradamente faltándoles al contrato y por lo que algunos han regresado haciendo tan larga travesía a pie e implorando la caridad pública… Ya lo dijo el gran Costa: el ser español es un mal negocio."

     Este incremento de obreros, que ha tenido lugar en 1917, ha sido provocado por la reactivación de la construcción del gran edificio que albergará la subestación. Allí se necesitan transportar piedras desde la cercana cantera, construir vigas armadas e instalar celosías y estructuras. Ha aumentado también la demanda de carros con caballerías. Como la población de caballerías se ha incrementado, el consumo de alimento y paja para su manutención también asciende y se suceden los anuncios en el Diario de Huesca para localizar vendedores que lo suministren. Según dicho anuncio, interesa comprar 150 toneladas de avena, 75 de cebada, 75 de maíz y 300 de paja en pacas bien alambradas de 60 kilogramos. Todos estos suministros se contratan puestos en el apartadero de Barbastro y deben ser transportados, mediante el tren de vapor o por arrieros, hasta Seira.

    Parece que -de momento- las expectativas para este año 1917 del Ingeniero Mayoral se cumplen.
    Por José Antonio Cubero Guardiola

    Este artículo se publicó en el número 19 de la revista "Els tres llugaróns", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el verano de 2017.

Notas sobre la historia de la central de Seira (19): 1917, la luz ilumina el final del túnel...

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    Pese a los planes iniciales y el esfuerzo realizado, la central de Seira acumula un importante retraso en su puesta en marcha. En un intento por suplir esta demora, y evitar la intranquilidad en los inversores, se  firma un acuerdo con la Eléctrica del Cinca para llevar su producción sobrante a Barcelona. Para transportar los 2.000 kilovatios que produce la central de Arias, se instala desde su ubicación junto al río Cinca, una línea eléctrica de 50 000 voltios hasta Las Ventas de Santa Lucía, donde se conecta con el trazado de la línea de Seira a Barcelona. No estaba proyectado interrumpir esta línea en tierras aragonesas, y será en ese punto donde se construirá, más adelante, la nueva subestación de Perarrúa. La noche del 12 al 13 de abril comienza el suministro a Barcelona de estos sobrantes de energía del Cinca. En agosto se pone en servicio la subestación de Barcelona, y a finales de mes, la de Sabadell. A finales de octubre llega a Tarrasa, «donde ha continuado el servicio sin anormalidad digna de mención, salvo algunas interrupciones poco importantes, debidas a perturbaciones atmosféricas, que esperamos evitar en su mayor parte cuando se instalen los aparatos de protección hace tiempo pedidos en América a la sociedad Westinghouse».



    Desde 1916 la actividad en las obras del río Ésera se ha incrementado, y este año, para finalizarlas, Catalana de Gas ha sacado una suscripción pública de 30 000 bonos al portador, con un interés del 6% anual, libres de impuestos presentes y futuros, amortizables a la par en diez años. Con estos 15 millones de pesetas pretende terminar la central de Seira, de 44 000 caballos, cuya mitad estará pronto acabada, así como una central térmica de reserva en San Adrián de Besós, línea de conducción, puestos transformadores y equipo de la red.

En los mentideros y en los periódicos las obras de la central avanzan más rápidamente, según nos cuenta El Ribagorzano:

"...están muy adelantados los trabajos de la importante sociedad «La Catalana del Gas y de Electricidad», que está realizando en Seira y el Run. Por lo que falta de construir y por las pilonas colocadas y el tendido de cables que ya se va llevando a cabo, demuestra evidentemente que dichas obras van a terminar en breve plazo con gran regocijo de los que en Barcelona esperan para muy pronto el aprovechamiento de la fuerza eléctrica, y de los accionistas de dicha sociedad."
    Pero la realidad es bastante más tozuda que todas las vehementes opiniones y todavía tendrán que pasar bastantes meses hasta su puesta en servicio. 

Visitas a  las obras
    La colonia escolar de Capella está pasando el verano en Castejón de Sos y visita la presa de Villanova. Para relatar esta actividad escribe en su diario de apuntes:
"...almorzados, a las seis, salimos para la presa. El encargado señor Almuzara nos recibe cariñosamente. Este amable señor nos guió por todo, explicándonos con gusto y claridad aquella maravilla del ingenio humano. El señor Maestro le da las gracias, y el señor Almuzara dijo que se felicitaba de tan pequeña molestia en favor de los niños y en pro de la cultura nacional. Cansados de la mañana, tenemos descanso hasta las seis, que vamos a la fuente de Urbano, provistos de caramelos."
    El Centro Excursionista de Cataluña, vista la importancia de las obras en el Ésera, también programa una visita a las obras de Catalanacamino del chalé delaRenclusa. En el grupo figuran ilustres catalanes como Cambó, Ventosa, Durán, Rahola, Guimerá y Millet,entre otros. Para agasajar a tan importante grupo, el Orfeón grausino, que mantiene una fluida relación con otras formaciones musicales catalanas, prevé organizar unos festejos. Las complejas circunstancias que se viven en Barcelonaobligan a anular el viaje.

    En agosto, después del intento fallido, el líder político catalán, industrial y accionista Francisco Cambóvisita las obras de Catalana en compañía del señor Calderón y del notable pintor escenógrafo Olegario Junyent.Luego sigue camino hacia Huesca, donde come en el hotel de Chaure, para continuar a las once y media de la nochehacia Jaca y Pamplona.
Los problemas no cesan...
    Durante este año, por problemas con Escher Wyss, la empresa suiza Sulzer suministra las 200 toneladas de acero en forma de tuberías. Para poder desplazar estas mercancías por territorio francés, en guerra en esas fechas, se deben solicitar permisos de difícil tramitación. Escher Wyss se aprovecha de estas autorizaciones de Catalana y remite material con destino a otro cliente, lo que impide la llegada de los tubos a la central de Seira. Por ello hay que pedir al Gobierno francés otro permiso de tránsito, y esto conlleva un nuevo retraso en la entrega.


    Inmersos en los complejos suministros, algunos otros asuntos permanecen en segundo plano. Tras un largo periodo de trámites, en octubre se notifica la concesión del salto de Puente Argoné a Catalana de Gas, que incluye unas condiciones impuestas por el Consejo de Obras Públicas. Algunas de ellas son imposibles de cumplir, y un mes más tarde el ingeniero jefe de las obras de Seira, Federico Jiménez, en una carta dirigida al director general de Obras Públicas, solicita la ampliación de los plazos de inicio y terminación de las obras, puesto que, debido a las dificultades que crea la guerra europea en la construcción de las obras por falta de materiales, estos plazos resultan muy reducidos.

    Termina el año y, pese a la actividad máxima que ha llevado el Servicio Hidroeléctrico desde su creación —explica Diego Mayoral—, no ha podido cumplirse el programa previsto para inaugurar sus obras y sus instalaciones de Seira dentro del ejercicio de 1917, debido a las dificultades derivadas de la situación mundial, que han aumentado y complicado considerablemente la labor. Pero la guerra no es la única traba, pues la escasez de cemento por el incumplimiento del contrato que tienen con una importante compañía es tal que hay «necesidad de paralizar algunas y otras ejecutarlas con gran lentitud». Falta igualmente

"...la mano de obra en cuantía necesaria para dar a nuestros trabajos el impulso deseado, a causa de la emigración y de la gran demanda de obreros que hacían otras obras de la región (Riegos del Alto Aragón y Canfranc) y de la provincia de Lérida (Canadiense, Energía Eléctrica, y Fuerzas Productoras), y únicamente al finalizar el año, esto es, cuando el rendimiento del bracero era pequeño y las inclemencias de la estación obligaban a reducir las obras de albañilería, acudieron los necesarios."
    Con todo, el número de trabajadores en las obras sobrepasa las 1000 personas todos los meses y durante varios se han superado ampliamente las 2000, llegando el 23 de noviembre a 2303, cifra récord de las obras.

Por José Antonio Cubero Guardiola

    Este artículo se publicó en el número 20 de la revista "Els tres llugaróns", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2017.

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Las virolas de la tubería esperan, cubiertas de nieve, su colocación. 1 de marzo de 1918

Las obras de la central de Seira están muy avanzadas. Todo parece augurar que este año será el definitivo y la central se pondrá en marcha, enviando la preciada energía eléctrica rumbo a Barcelona, tras tantas penalidades y retraso en los trabajos.

La búsqueda de trabajadores en las obras se ha vuelto más selectiva y ya no se buscan peones, sino especialistas, que conozcan bien el oficio, con un jornal de 5 a 6 pesetas según las aptitudes. Esta necesidad obliga a pagar bonificaciones para mantenerlos, por la gran competencia que existen entre las empresas eléctricas, de modo que a los dos meses de permanencia se les abonan los viajes de ida y vuelta y una gratificación de 25 pesetas por mes. La condición para ser contratados es que lleven sus herramientas de trabajo.


No conocemos si Antonio era especialista o no, pero, para él, 1918 no podía haber comenzado de peor manera, pues con veintiocho años de edad, «tuvo la desgracia de que un largo tubo metálico que transportaba tocase con un cable conductor de energía a alta tensión. Se produjo la descarga, y murió electrocutado».


Ajenas a las fatalidades, aunque no exentas de problemas,  a los pocos días del accidente, tras ocho años de trámites, se publica en la Gaceta de Madrid la concesión, con las modificaciones solicitadas, del salto de Puente Argoné. Francisco Bastos, solicitante de esta, es candidato para diputado por el partido regionalista por la demarcación de Boltaña y los periódicos están constantemente recordándole su origen, sus vinculaciones y las promesas de carreteras y obras públicas de su candidatura. 


Pero volvamos a la vorágine de las obras, pues el número de trabajadores bajó puntualmente en los meses más duros del invierno pero se ha ido recuperando, poco a poco según llegaba la primavera y con ella el buen tiempo. En mayo hay 1.935 personas en plantilla, que será el máximo de este año.


 Muchos de ellos miran sorprendidos las largas reatas de mulos, que cual largo ciempiés, se encargan de transportar las tuberías que se encargaron a Escher Wyss y, por fin, han llegado al apartadero de Barbastro transportadas por ferrocarril. Junto a la carretera esperan su turno para subir por el funicular que se ha instalado junto a su ubicación definitiva. Cada uno de los tramos de tubería, también llamados virolas, tiene más de 130 gruesos remaches por cada lado y debe unirse con especial precisión. Este trabajo requiere experimentados trabajadores que coloquen los remaches a la temperatura exacta, que deja el metal, según la jerga, como moco de pavo para su perfecta colocación.

La complicada puesta en marcha de una central


Casi todas los elementos importantes que componen la central vienen de Zúrich. Allí, en los inmensos talleres de Escher Wyss y Oerlikon, se han ensamblado todos los elementos que componen las turbinas y los alternadores. Desde esa población se desplazan los montadores que llevarán a cabo la instalación. Junto a ellos viajan sus pesados arcones con las herramientas que les permiten realizar complejos trabajos fuera del taller. Las elevadas tensiones de los transformadores son todo un reto para los ingenieros, que se enfrentan a problemas desconocidos.


   

Montaje del alternador número 2. En primer plano el rotor sin sus polos. 11 de mayo de 1918

En julio, terminados los casi 9 kilómetros de túnel, se pone en carga el depósito regulador. Un mes más tarde, el día 1 de agosto a la 1:33 se prueban por primera vez las turbinas y los alternadores, funcionando en vacío —sin enviar energía por la línea—. Días después, tras los ensayos necesarios, el martes 6 a las 12:16 se sincroniza con la línea de Barcelona y la central de Seira comienza a producir entre 900 y 1.000 kilovatios. A partir de esta fecha, salvo los fines de semana, que estará parada la central, y las interrupciones por averías y revisiones, el funcionamiento ya será continuado y la energía del Ésera se unirá en la subestación de Perarrúa con la producida en el río Cinca para ser enviadas juntas a Barcelona. En esta primera etapa la tensión de la línea no supera los 55.000-60.000 voltios.

La escasa eficacia de los dispositivos eléctricos que sirven de protección contra la descarga de los rayos, por ejemplo, o los lentos interruptores automáticos propician situaciones peligrosas para los aparatos y sus operadores. Muchos de ellos son provisionales, pues no se han podido adquirir, por las dificultades de la guerra, los que deberían instalarse. Por ello no son extraños mensajes como el siguiente en los primeros meses de explotación de la central, ni aun años después:

A las 9.35 explota uno de los dos interruptores [marca] Maier […] montados para alimentar los transformadores Oerlikon de 9000 kVA, y la proyección del aceite inflamado ha ocasionado un incendio en el recinto destinado a los interruptores inutilizando aisladores, aparatos y cables. Queda parada completamente la central. Firmado, Achón

A comienzos de noviembre todavía no se han terminado de montar todos los grupos y la central sigue en pruebas, ajena a la firma del armisticio de la Gran Guerra, que ya ha terminado y que tantos problemas ha acarreado. Dirige los ensayos Diego Mayoral, jefe del Servicio Hidroeléctrico de Catalana, que tantos malos ratos ha pasado en interminables discusiones con los proveedores. El día 16, en una larga interrupción, se hacen pruebas a 125.000 voltios en los transformadores con los montadores suizos de Oerlikon —empresa que los ha suministrado—, los ingenieros Kuntz, Schmidt y Sturzenegger. Se realizan también pruebas y modificaciones en los alternadores intentando solucionar los problemas que surgen en la puesta en marcha. En la turbina 2 se está ensayando el regulador de velocidad —mecanismo que se encarga de mantener las revoluciones de la máquina en orden— en presencia del ingeniero Albert Huguenin, director general de Esher Wyss.


Los kilovatios de Seira comienzan a llegar a Barcelona. Todos los posibles problemas que vaticinaba Bastos han surgido y la marcha de las obras ha sido, según nos explica el ingeniero jefe de las obras, Federico Jiménez, por completo anormal. Y, como no podía ser de otra manera, eso ha provocado que se resientan los costes.

La epidemia de gripe de 1918

Una pandemia gripe ha llevado el luto a muchos hogares y la intranquilidad al vecindario y al país ribagorzano. La enfermedad remite una vez pasado el invierno, pero deja tras de sí un largo rosario de fallecidos.


 En España, para hacernos una idea, en 1917 murieron por esta causa 7.479 personas, en 1918 fallecen 147.114 y en 1919 todavía perderán la vida 21.904. La epidemia tiene una importante repercusión y todavía se recuerda el año 1918 como el año de la gripe. En Seira también ha castigado bastante y el hospital de las obras atiende a bastantes enfermos, algunos de los cuales fallecen por esta enfermedad que se prolonga durante todo el invierno y no desciende la mortalidad hasta que llega la primavera de 1919. La provincia de Huesca no es de las más afectadas de España, pero llega a tener durante la pandemia 100 muertos por cada 10.000 habitantes.
...
Han pasado cien años desde entonces y este año se cumple el centenario de la puesta en marcha de la central de Seira. Todas las asociaciones vecinales, las instituciones y los habitantes, están colaborando en las actividades que se preparan para este año.


Este artículo se publicó en el número 21 de la revista "Els tres llugaróns", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el verano de 2018.


La central hidroeléctrica de Seira, 100 años de historia

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  La brigada de estudios en la cabecera del valle. En la imagen junto a unos pastores y sus rebaños. Plan de Baños, Benasque. 26 de agosto de 
 1914.

Los humanos -como los gatos- son curiosos por naturaleza. Algunos canalizamos -sin ser historiadores, como es mi caso- esta curiosidad para intentar conocer el entorno o la historia de los elementos que nos rodean. Muchas veces, en ese acto, se comienza mirando una cosa y se acaba en el tema más peregrino. Esta dispersión, lógicamente, se traslada a las cuestiones escritas. Siempre aparece un tema "más interesante" que acaba desviando sutilmente el interés en el articulo que se estaba trabajando.

Esta es la tercera vez que me enfrento a un folio en blanco para escribir un nuevo artículo para El Cruzado y no han sido esas cuestiones peregrinas las que han provocado que elija este tema sino la siempre agradable invitación de Enrique Albert para que intentase aportar mi grano de arena en un importante evento que se celebrará este año 2018.

La primera noticia sobre este asunto apareció el pasado mes de abril, el día 26, en El País, en su especial cultural, donde el periodista catalán Cristian Segura desgranaba, con mucho acierto, unos retazos de la historia de la construcción de la central de Seira y su importancia en la economía catalana. Y, se preguntarán ustedes, ¿qué le llevó a un escritor de nuestra vecina comunidad a desplazarse a un rincón de la geografía oscense para documentarse sobre una central hidroeléctrica como la de Seira? ¿Y que importancia tuvo para la economía catalana esta central aragonesa? ¿o es que también se "dispersan" los periodistas profesionales?.

Pues no, el asunto estaba acertadamente elegido y, al igual que despertó el interés del intrépido periodista, debería hacer lo propio con el nuestro, pues se cumplen cien años de la puesta en marcha de la central hidroeléctrica de Seira. Cien años. ¿Se imaginan Vds. que tuvieran un coche con cien años? y lo mejor; ¡que funcionara!.

Cristian, en su artículo, describe perfectamente la central: "Una joya". La belleza de las instalaciones -una verdadera maravilla tecnológica de su tiempo-, perfectamente conservadas y en su mayoría originales -que es lo más importante- la convierten en un museo “en funcionamiento”. 

Construcción del edificio de oficinas. A su derecha la residencia de empleados. Seira. 10 de septiembre de 1913.

Si nos adentramos en su interior la apariencia de todos los aparatos que la componen es la misma que aquel ya lejano año 1918 cuando se puso en marcha. Esta singularidad hizo que el año 2011 fuera seleccionada como uno de los 100 elementos del patrimonio industrial de España. Y el 2012 se celebrara, por todo lo alto, el centenario del inicio de las obras con una exposición, visitas, jornadas técnicas y la edición de un libro (1).

Pero, se preguntarán, ¿que llevó a instalar esta central en nuestra provincia?. Para intentar explicar esto debemos volver nuestra mirada al año 1907, cuando no existían las carreteras y los caminos eran estrechos y polvorientos. Los carros sólo pueden llegar hasta el pueblo de Campo y desde allí hay que seguir a pie o en caballo. En estos momentos la Ribagorza padece los efectos de una histórica sequía y la filoxera o la emigración son los temas de conversación entre sus habitantes. En esas fechas visita la cuenca del río Ésera un grupo de personas en un moderno automóvil. Es el representante del propietario de las concesiones hidráulicas -casualmente un diputado- llamado Domingo Sert, acompañado de “personalidades extranjeras”, que casi con seguridad podríamos afirmar que son el ingeniero francés André Brillouin y su equipo (2). Y este interés extranjero, ¿a qué se debe? 

La explicación del mismo viene por la imposibilidad, a finales del siglo XIX, de transportar el “fluido eléctrico” a grandes distancias. En los pueblos, muchos molinos harineros que hay junto a los ríos, instalan dinamos y en 1898 ya suministran "el fluido eléctrico" a los habitantes de Barbastro, Graus, Jaca y otras poblaciones oscenses. Pero en la mayoría de las ciudades no tienen esta posibilidad y deben instalar centrales térmicas para quemar carbón y así poder producir la electricidad. En esos momentos la cotización de la materia prima es razonable, pero comenzado el siglo XX el precio comienza a subir como si predijera el conflicto armado que en breve iba a enfrentar a los habitantes de la vieja Europa.

Pasados unos años, la invención del transformador y el incremento de la utilización de la corriente alterna, posibilita que las distancias entre los centros de producción y los de consumo, poco a poco, se amplíen. Y eso provoca que algunos avispados "inversores" vean la posibilidad de instalar centrales en ríos alejados de las ciudades y se lanzaran a solicitar las concesiones con el mismo afán especulatorio que ocurriera con los cotos mineros, años atrás. Unos son políticos, otros militares y abundan los nobles adinerados. Los menos son empresarios, aunque afortunadamente estos no sólo piensan en el beneficio especulativo e intentan utilizar las nuevas tecnologías para transportar la energía hasta los centros productivos con el afán de hacer progresar el país. En ese caso esta Zaragoza que el año 1904 conecta su red para el suministro, desde la central de Marracos, a 40 kilómetros de distancia y ese mismo año a 90 kilómetros desde la central de Carcavilla. Estos dos hechos suponen un hito en la historia de la electricidad de nuestro país y tiene una importante repercusión técnica.

Desde nuestra vecina comunidad del este, los industriales alejados de la capital tenían los mismos problemas de suministro para sus fábricas. Las centrales, ubicadas junto a los ríos, sufrían las variaciones de caudal del estiaje y no proporcionaban la potencia que requerían sus negocios.

Excavación en la ubicación de las tuberías de presión. Seira. 22 de agosto de 1913. 

Aquí entra de nuevo en el relato el ingeniero francés André Brillouin que estaba visitando Aragón y Cataluña con el fin de evaluar la potencia disponible en sus ríos para llevarla a nuestra vecina comunidad. Ya vamos atando cabos, ¿no?.

Uno de los ríos que estudia es el río Ésera. Las concesiones hidroeléctricas, en el tramo de Seira, las solicita un militar, Ricardo de Navascués, y este las vende a dos compañeros suyos; Francisco Bastos Ansart y Eugenio Tudela. De Francisco conocemos más datos de su biografía pues en 1903 gana un concurso en Zaragoza, con un proyecto para el aprovechamiento de los sobrantes de la energía de las centrales hidroeléctricas. Tras este galardón trabaja en varias empresas relacionadas con el carbón y la energía en Aragón, como las Minas y Ferrocarriles de Utrillas (3). Un tiempo después se traslada a Barcelona donde abre una oficina técnica y publica un trabajo para aprovechar el potencial hidroeléctrico del río Ésera, del que es concesionario. Una vez afianzado en la capital catalana abre una empresa de suministros industriales que le permite entablar relación con lo más granado de la industria textil barcelonesa y entre ellos con Manuel Bertrand, propietario de importantes fábricas textiles en Manresa y Barcelona.

La familia Bertrand es accionista de la Sociedad Catalana de Alumbrado por Gas y, a finales de 1911, se decide la creación  de una sociedad eléctrica tras adquirir las concesiones de Francisco Bastos en el río Ésera. Eusebio Bertrand es el mayor accionista de la misma (4) y como en estos momentos la relación entre las empresas de gas y las eléctricas es bastante "compleja", para separar ambos negocios, crean una sociedad independiente denominada SGFH que es el acrónimo de la Sociedad General de Fuerzas Hidroeléctricas, con el fin de construir varios saltos hidroeléctricos en dicho río.

En estas fechas tiene lugar una visita muy importante para el desarrollo industrial de la capital catalana. Se trata del industrial norteamericano Frank S. Pearson que, por su experiencia, y poderío económico, va a modificar el escenario empresarial del este de España. Comienza adquiriendo todas las empresas eléctricas y concesiones hidroeléctricas que puede a precios mucho más elevados de los habituales. El mercado se revoluciona. Su idea es comprar todas las empresas hidroeléctricas catalanas para poder tener el monopolio de la venta de electricidad. En su lista también está la SGFH por sus concesiones y proyectos. Pearson se pone en contacto con la dirección pero el Consejo de Administración deniega su venta. Para protegerse de nuevos intentos de compra fusionan la parte de gas y la de electricidad, formando la empresa Catalana de Gas y Electricidad -CGE- en 1912 (5).


Troquelado identificativo de la marca Escher Wyss en sus planos (Gentileza Acciona Energía).

Ese mismo año la SGFH ha comenzado la construcción de las oficinas, talleres y demás instalaciones auxiliares del Salto del Run -luego denominado de Seira-. La actividad desarrollada en las cercanías a la recién estrenada carretera que atraviesa el Congosto de Ventamillo llama la atención de los escasos viajeros que la transitan. En Seira se amontonan los materiales de construcción junto a la carretera, donde se ubicarán las instalaciones de la empresa. En el Run, La Catalana ha adquirido un molino para aprovechar su salto e instalar la central auxiliar número 1 para proveer de energía a la las instalaciones de la obra, al norte del Congosto de Ventamillo.

Francisco Bastos en su proyecto plantea algunas cuestiones básicas para llevar a buen puerto la instalación de las centrales en río Ésera. La más importante es que los saltos estuvieran comunicados por carretera y esta se ha abierto hasta Benasque pocos meses atrás. También, para amortizar el alto coste de la línea de alta tensión, que se proyectó -de 220 kilómetros de longitud- a 70.000 voltios y doble circuito -con 24.000 aisladores y 1973 postes-, se deben construir varios saltos uno detrás de otro con un mínimo de 30.000 caballos. Con esas previsiones, el presupuesto del salto de El Run era de 2 millones la obra civil y 1,5 la maquinaría mecánico-eléctrica. La línea era la parte más cara y tenía un coste previsto de 5 millones de pesetas, pues sólo el cobre ascendía a 3 millones (6). 

A partir de la constitución de CGE -la catalana-, el planteamiento de la construcción toma un mayor empuje, si cabe, y se contrata a dos ingenieros de caminos, el gaditano Diego Mayoral Estrimiana, como Jefe del Servicio Hidroeléctrico y el madrileño Federico Jiménez del Yerro como director de obra. Como encargado general se elige al experimentado altoaragonés Ramón Félix Surigué. Las obras se plantean para tres años y la puesta en marcha a mediados de 1915.

  Placa de características instalada en un regulador de turbina Escher Wyss “patentado en la mayor parte de los paises civilizados”. Central de Seira.


Nada más comenzar los trabajos surgen los problemas. La obra se solapa con otras de la competencia, como la central de Capdella -propiedad de Pearson-, y comienza la lucha por contratar a trabajadores.  La situación laboral en aquellos momentos es complicada. Por un lado, los obreros comienzan sus reivindicaciones por las penosas condiciones.  Por el otro, las empresas recurren a los servicios de la Guardia Civil para evitar problemas. Un ejemplo lo tenemos en las obras de Capdella donde hay 2.200 obreros que inician una huelga total para mejorar sus condiciones de trabajo e interviene la guardia civil. Tras largas conversaciones, en las que participa hasta el Gobernador Civil, se llega a un acuerdo de nueve puntos que incluye mejoras como cambiar la paja de los dormitorios y poner ventanas a estos o fijar la jornada en 11 horas diarias y el domingo trabajar sólo hasta las 14 horas (7). Tras estos importantes avances se vuelve al trabajo.

Muchos de los trabajadores de las obras hidroeléctricas son agricultores y jornaleros que  desconocen sus derechos, están acostumbrados al trabajo duro y ninguno de ellos, salvo los más especializados, saben hasta que punto es peligrosa la electricidad. Los medios de trabajo y protección son bastante precarios y se produce un accidente mortal cuando un obrero toca un cable con tensión y es carbonizado. Sus compañeros lo ven horrorizados y se quedan inmóviles salvando milagrosamente la vida.

Pero no todo son malas noticias, las obras están provocando un despegue en la actividad de la Ribagorza tanto comercial como laboral. Todos los comercios de la zona han aumentado sus ventas y raro es el pueblo que no tiene habitaciones alquiladas a obreros. La curiosidad es general y los periódicos como El Ribagorzano, narran la epopeya constructiva.  Son muchos los que se acercan a conocer su estado e intentar entrar a trabajar en ellas pues la demanda de obreros es constante. Los políticos ven una oportunidad y, en el verano de 1913, Luis Fatás, el diputado por Boltaña por el partido liberal gira visita a las obras que, según sus palabras, han provocado una transformación radical, en las personas y en las cosas (8). 

Es manifiestamente perceptible la huella que están dejando las obras en todo el recorrido, desde la toma de agua en Villanova pasando por El Run donde hay un hospital y varios almacenes, continuando por el Congosto de Ventamillo donde se abren “ventanales”, en número de 18, para sacar los escombros que los mineros extraen del interior de los túneles. Hay cinco instalaciones de compresores y un gran número de equipos, en 32 frentes a la vez, que permiten avanzar 50 metros diarios. La actividad en los túneles es frenética y no es para menos, pues este túnel tendrá una longitud total de más de nueve kilómetros, terminando en un gran depósito. Desde allí una tubería conducirá el agua hasta la central. Es impresionante ver a cientos de trabajadores excavando en el plano inclinado en el que se instalarán las tuberías metálicas. El año 1913 se dedicará a la presa, los túneles y las instalaciones “auxiliares” pues, en palabras de Diego Mayoral, el retraso y la pobreza del país han requerido instalar un hospital portátil, entre otras instalaciones. A final de año se alcanzarán los 800 trabajadores en la obras(9). 

La familia Jiménez-González en las obras de Seira, (de izq. a der.), niñera, Josefina Jiménez (hermana de Federico), Carmen González, Federico Jiménez, y sus hijos Carmen, Lolita y José. Verano de 1917 (Gentileza de la Familia Jiménez-González). 


El año 1914 comienza con la llegada de un gran tractor a vapor con cinco vagones (10) para el desplazamiento de grandes piezas entre la estación de ferrocarril de Barbastro y la central. La mayoría de las piezas están fabricadas en Suiza e Inglaterra. La intensidad de las obras conlleva un importante desembolso económico y los capitales de la empresa se deben reponer. En el periódico La Vanguardia aparece una oferta de obligaciones para captar capital (11). 

También hay que cubrir las necesidades espirituales de los obreros y este año se terminan las obras la capilla.  Asimismo se levanta otro edificio multiusos para albergar un horno de pan -que produce 1.000 Kg diarios- y el café, entre otros servicios. La construcción se realiza en nueve días y nos da una idea de la importante masa laboral y el empuje que esta proporciona. 

Muchos trabajadores están sensibilizados con la mejora de las condiciones laborales pues en la sociedad ha calado un intenso sentimiento sindicalista; en los periódicos abundan las noticias de nuevas movilizaciones y huelgas en los gremios más peregrinos. Quizá, siguiendo los comentarios de algún trabajador venido de Capdella o por contagio, los trabajadores de CGE en Seira van también a la huelga, exigiendo mejores condiciones de trabajo. Intervienen las fuerzas del orden -que ya están instaladas en un edificio construido por la Catalana- pero la participación es escasa y se vuelve rápidamente a la actividad gracias a la intercesión del ingeniero de las obras Don Federico -como le conocen popularmente en la zona-.

Se ha solucionado satisfactoriamente la huelga de los obreros de la compañía del gas y electricidad de El Run, de que dimos cuenta hace unos días. Los 300 obreros huelguistas han vuelto al trabajo. Así lo participan desde Seira a este Gobierno (12).

 Dos obreros en el interior de la cámara de trabajo del cajón número 1. La escala es el único nexo de unión que tienen con el exterior. Villanova. 16 de septiembre de 1914.

Además de los huelguistas, las obras tienen detractores que difunden en los periódicos información en contra de las mismas, lo titulan Atención Benasqueses (13). En esta serie de artículos anónimos hablan de las ventajas e inconvenientes que ven en las obras y los daños en las vías públicas que produce su ejecución. Terminan los textos diciendo; no durmáis y estad siempre alerta, benasqueses.

Como contrapunto, en esa misma publicación aparece otra serie de artículos firmados por Luciano Labastida -representante de una sociedad carbonífera francesa de historia apasionante- que glosa las excelencias de la explotación del río Ésera para su sociedad -por supuesto-.

Mientras cada bando defiende sus intereses, en Europa el verano está caliente y en julio se inicia una contienda militar -la gran guerra- que afectará de manera dramática a la evolución de las obras. El primer efecto es una parada casi total de los trabajos, dejando tan solo 200 obreros. La mayoría de los materiales necesarios para la obra tiene su origen en alguno de los países en el conflicto. Uno de los primeros problemas tiene lugar con un barco alemán que trae aisladores y lo bloquean en Lisboa:

permanecen detenidos desde el principio de la guerra 500 aisladores desembarcados de un vapor alemán refugiado, y la reexpedición se gestiona desde entonces sin éxito (14).

Es evidente que los precios de todas las materias primas han subido. Los proveedores españoles venden a los naciones beligerantes pues los precios allí son más altos y eso provoca desabastecimiento del mercado interior.

Para complicar las cosas un poco más -si cabe- los sondeos que se han hecho en la ubicación del azud de derivación, donde se desviará el agua del río Ésera, han dado malos resultados, la roca firme está mucho más profunda de lo esperado y se alargarán los trabajos. La técnica de cimentación que se utiliza se conoce como hinca por cajones de aire comprimido. De manera escueta, pues el tema es muy interesante y complejo, podemos decir que se trata de unos cajones de hormigón que se rellenan de aire a presión para evitar que el agua entre en su interior y así los trabajadores, que están dentro de él, pueden sacar los escombros y, poco a poco, hincarlo. Con este método se desciende en el lecho del río hasta los 18 metros de profundidad en los que se fijará el cajón (15). 

El año 1914 estará marcado por la apatía. Pero 1915 no será mucho mejor y se limitará a llevar a cabo aquellos trabajos que por su índole delicada no conviene interrumpir y algunos otros preparatorios para cuando se emprenda de nuevo la actividad. Hay problemas graves de abastecimiento en el acero y en el cobre, que han subido desmesuradamente su precio. Pero hay tal demanda que no se admiten pedidos al canalizar toda la producción a la maquinaria de guerra. El ingeniero Diego Mayoral se formó en la Politécnica de Zurich e intenta que les suministren empresas suizas, pues el hecho de ser neutral le añade cierta independencia del conflicto. En Zurich se encuentra la sede de Escher Wyss y la de Maschinenfabrik Oerlikon (MFO), a la primera se le encargan las turbinas y a la segunda los alternadores y transformadores.

Draga eléctrica dispuesta para profundizar el cauce del río en el emplazamiento de la presa. Villanova. 17 de marzo de 1915.

Afortunadamente este año no todo son malas noticias y, por fin, el Rey Alfonso XIII y las Cámaras aprueban el proyecto de Riegos del Alto Aragón, realizado por los ingenieros Rafael Izquierdo y Félix de los Ríos, que tan importante es para la provincia. Los sueños y los anhelos de Joaquín Costa y del barbastrense Mariano Lacambra (16) por fin comienzan a cumplirse.

Supuestamente este año era el previsto para la puesta en marcha de la central, pero resulta evidente que se van a retrasar las previsiones pues todo son problemas. La tubería sigue dando quebraderos de cabeza y el encargo realizado a la empresa Ferrum en Katowice -Silesia- tiene el veto del gobierno inglés y se opta por prescindir por ahora de este material.

Pero también queda tiempo para la fiesta y el día 16 de  julio, festividad de la Virgen del Carmen, el Canónigo y Secretario del Obispado de Barbastro, Juan Castellá, celebra misa. Pudiera parecer que la advocación es elegida por ser la patrona relacionada con el agua, pero se elige por la coincidencia con el nombre de las esposas de los ingenieros Diego Mayoral y Federico Jiménez. 

Entre los días 15 y 17 en aquellos pintorescos contornos todos los habitantes de la zona asisten a las brillantes fiestas religiosas y profanas amenizadas por la banda de Música de Tamarite de Litera. Se celebran conciertos, corridas de sacos, cucañas, rondallas, fuegos artificiales y otros espectáculos variados y amenos (17). 

 Hormigonado de las vigas de la sala de transformadores. Seira. 9 de febrero de 1917.

Tras las fiestas pronto llega el final del verano y, pese a la previsión pesimista, poco a poco, se retoma la actividad y se alcanzan los 1.000 trabajadores. En junio se ha iniciado la excavación de lo que será la sala de máquinas. Ha salido una capa de roca dura que obliga al uso de compresores y dinamita. Esta última será la culpable -como en casi todas las obras en las que se utiliza- de graves accidentes. La Catalana adquiere grandes cantidades y la transporta en vagones hasta su apartadero de Barbastro. Allí los tractores a vapor la cargan y la suben hasta su destino. El Cruzado Aragonés narra la intranquilidad existente en la población: 

Existe preocupación en el vecindario con motivo del tránsito por sus calles del tren que para su servicio tiene la Compañía de Gas y Electricidad (sic), y que con frecuencia transporta utensilios descargados en esta estación para la mencionada Compañía. 

El temor existente, es por la duda de si las alcantarillas de nuestras calles tendrán la solidez necesaria para soportar el peso de la máquina, vagones y carga de que dicho tren se compone, y también por las grandes cantidades de dinamita de que aquella Compañía hace acopio, asegurándose pasar de seis vagones la que en esta estación se ha descargado en poco tiempo (18).

La dirección del Servicio Hidroeléctrico tiene muchos temas a los que dirigir su mirada; pues sus presupuestos hace tiempo que se sobrepasaron y la previsión de gastos aumenta cada día. Para "mejorarlos un poco", los trabajos para la construcción del tramo de canal entre el azud de derivación y el comienzo de la zona de túneles revelan que el terreno no permite su construcción y se tendrá que prolongar la zona de túneles y, como no, esto aumentará su costo.

 
Las filtraciones de agua complican las duras condiciones de trabajo de los mineros. Un grupo está preparado para colocar una cimbra y así poder revestir el túnel. 5 de marzo de 1917.


Con este panorama comienza el año 1916 y, pese a todos los problemas internos y externos, la actividad general se mantiene. Infortunadamente el gran número de trabajadores conlleva un aumento de los accidentes y una manipulación incorrecta de la dinamita provoca un grave accidente. Este compuesto es razonablemente manejable y no tiene demasiados riesgos si se respeta el modo de uso; para explotar necesita un fulminante. En condiciones normales la dinamita puede golpearse sin riesgo, pero en zonas de montaña comienza a helarse  a los 8 ºC , lo que provoca que exude nitroglicerina. Cualquier golpe, conlleva su cebado y la explosión.  Esto es lo que le ocurre a Manuel, un operario que está intentando calentar unos cartuchos y le explota uno...y los sesenta que tiene junto a él, recibiendo tan de horrible manera los efectos de la explosión que su cuerpo es destrozado horrorosamente, encontrándose después a trozos (19).

Este desafortunado accidente lo provoca la mala praxis habitual de los dinamiteros. El fabricante recomienda poner los cartuchos en una estufa a 20 grados centígrados y tenerlos un tiempo dado, método que no emplea nadie en las obras y se calientan en una hoguera directamente, con los peligros evidentes. 

Son muchos los accidentes que tienen a este compuesto como culpable, pero el accidente más grave ocurrido en las obras es por cuestiones bien distintas y tiene lugar la mañana del día 26 de mayo de 1916. A las siete y media de la mañana todos los trabajadores están subidos en el andamio, que está situado en el interior de la sala de máquinas de la central y desde allí instalan el falso techo. Uno de los gruesos maderos falla y, desde una altura cercana a los quince metros, caen todos a un suelo irregular provocando la muerte inmediata de 6 de ellos y graves lesiones a un gran número más: 

los primeros momentos fueron de horrible confusión y espanto invirtiéndose grandes ratos en la triste tarea de desenterrar a los infelices obreros que lanzaban gritos de angustia (20). 

Este accidente se cobra la vida de siete personas -todas ellas aragonesas- de edades entre los quince y treinta años. Se denomina en los medios de comunicación como La tragedia de Seira por el elevado número de victimas. 

 Las tuberías, bajo una intensa nevada, listas para su instalación. Seira. 1 de enero de 1918.


La actividad a partir de estas fechas aumenta y el número de obreros se incrementa -en noviembre se llega a los 1.791- y el consumo de cemento es de 30 toneladas diarias. La empresa suministradora incumple el contrato y se debe buscar un suministrador alternativo que proporciona 50 toneladas para poder garantizar el ritmo de trabajo. A estos "problemas" se le une la anulación unilateral del  contracto con el suministrador Escher Wyss para la tubería de presión, pues los gobiernos alemán y francés no autorizan el uno la salida de chapas de territorio alemán y el otro el tránsito por el francés (21) para poder transportarla hasta los talleres de Zurich; después de ímprobas gestiones en Madrid, Paris y Alemania se consigue la autorización para el transporte (22).

Comienza 1917 con ánimos renovados, el número de obreros ha descendido levemente por el invierno, pero en marzo ya pasan de 1.900. Se está construyendo la subestación que albergará los transformadores y se necesitan grandes piedras para levantar los altos muros. Los periódicos publican anuncios donde se solicitan carros con caballerías para atender la gran demanda. También anuncian la compra de alimento y paja para su manutención:

Se necesitan 150 toneladas de avena, 75 de cebada, 75 de maíz y 300 de paja en pacas bien alambradas de 60 kilogramos (23).

La obra, con dos años de retraso, necesita llevar energía eléctrica hasta Barcelona y cierra un contrato con la Eléctrica del Cinca -que tiene un salto en el río Cinca denominado Arias- para transportar la energía producida por la línea de Seira a la tensión provisional de 50 kV. Para ello se tiene que instalar una línea a esta tensión desde la central hasta las Ventas de Santa Lucía donde se construye una subestación denominada Perarrúa pues se amortizarán muy holgadamente los valores de las instalaciones que exige (24).

En junio llegan los montadores de Escher Wyss. Las turbinas auxiliares son las primeras en instalarse y les sigue la turbina número 1.

En agosto el Centro Excursionista de Cataluña tiene organizada una excursión al Chalet de la Renclusa25 con la presencia de importantes dirigentes políticos catalanes -Francisco Cambó entre ellos-. Esta incluye una parada en Graus para asistir a una actuación del Orfeón grausino y la visita a las obras de la central de Seira, pero los graves disturbios en Barcelona recomiendan la anulación de la actividad. Cambó que tiene, además de interés político, bastantes acciones en la CGE, no puede dejar de visitarla y pasado un tiempo, casi a escondidas, visita las obras (26).

 La parte final de la tubería, originaria de Zurich, es la última que ha llegado y en los meses de peor tiempo. Cada tubo que se coloca de la misma es alineado y sujetado  mediante una gran cantidad de gruesos remaches. Seira. 6 de abril de 1918.


Se cierra el año con el máximo número de obreros alcanzado, 2.303, el 20 de noviembre. Pero la visión del Jefe del Servicio Hidroeléctrico, Diego Mayoral, no deja dudas de los problemas que arrastran:

Faltó igualmente la mano de obra, en cuantía necesaria para dar a nuestros trabajos el impulso deseado, a causa de la emigración y de la gran demanda de obreros que hacían otras obras de la región (Riegos del Alto Aragón y Canfranc) y de la provincia de Lérida (Canadiense, Energía Eléctrica, y Fuerzas Productoras (sic)) únicamente al finalizar el año, esto es, cuando el rendimiento del bracero es pequeño y las inclemencias de la estación obligan a reducir las obras de albañilería, acudieron los necesarios (27).

En diciembre llegan, tirados por más de veinte caballerías, los inducidos de los alternadores. Se han dividido en cuatro partes para poder hacer cargas de menos de 12 toneladas -que es el límite del puente metálico de El Grado-. Allí, para poder subir la cuesta de San Roque, se doblan los tiros. En febrero de 1918 ya están colocados en su ubicación definitiva. En abril se ha terminado el montaje del alternador 1 y se comienza con el número dos. Las tres turbinas ya están listas para rodar, pero el alternador tres se dejará provisionalmente sin montar.

El 16 de julio, coincidiendo con la festividad del Carmen, llega por primera vez el agua al depósito regulador. Desde allí salen las tuberías a la central. El día 1 de agosto se prueban las turbinas y los alternadores en vacío. El 6 de Agosto a las 12:06 se acopla la central, por primera vez, a su línea y envía a Barcelona entre 500 y 1000 kW a la hora. A esta puesta en marcha y posteriores pruebas asisten importantes personajes: el Director General de Escher Wyss, Albert Huguenin y los ingenieros Kuntz, Schmidt y Sturzenegger de Oerlikon.

Epílogo
A finales de año, terminada la central, la población obrera se reduce casi al mínimo. A comienzos de 1919 se emprende la obra de la central de Puente Argoné: más túneles, un sifón denominado de San Nicolau, por el nombre del barranco que cruza -verdadera obra de arte de la albañilería- y una central con la tubería de madera -técnica novedosa en España-. Como no se utiliza el grupo tres de Seira por falta de agua -dicen los mayores- se traslada el alternador mientras llega el definitivo, pero esa es otra historia...
El endeudamiento de La Catalana en 1918 es de alrededor de 220 millones de pesetas entre el capital social, obligaciones y bonos. En el año 1912, tras la absorción de la SGFH, era de alrededor de 80 millones (28).  No conocemos que parte es la que se ha invertido en el Salto del Run -Seira-, pero suponemos que es muy alto pues solo en mano de obra no cualificada se ha invertido más de siete millones y la línea tiene un presupuesto inicial de cinco millones de los cuales tres son de cobre. Con la gran guerra el precio del cobre se incrementa desmesuradamente. Años después de terminada la central le preguntan al ingeniero Federico Jiménez por el coste de la obra y contesta que el mismo no es representativo por estar alterados los costes de los materiales debido al conflicto armado.

2018
Hace cien años que arrancó la producción en la central hidroeléctrica de Seira. Sus paredes han soportado impertérritas, en esta centuria, multitud de acontecimientos, la visita de importantes personajes, bombardeos y averías antológicas. Con todo y con eso, sus máquinas siguen produciendo energía eléctrica como el primer día. A mediados de los noventa tuvo lugar la primera gran actualización de su equipamiento y se realizó con un mimo y un cuidado sorprendente. Gracias a ello podemos disfrutar de la visión de la central -casi- como la vieran aquellos primigenios operadores. El silencio que impregna la sala -con la central parada- evoca en nosotros sensaciones sugerentes. Su construcción modernista, el suelo de terrazo hidráulico, los mosaicos de sus paredes... Parece que junto a un alternador nos pudiera aparecer el ingeniero Huguenin de Escher Wyss o bien Don Federico con sus botas y su porte abigarrado. Es un viaje al pasado, un maravilloso homenaje a todos los hombres que trabajaron aquí en unas condiciones precarias. Algunos de ellos -diecisiete al menos- dejaron su vida.
Este artículo está dedicado, como pequeño homenaje, a todos ellos.
En un proyecto de estas características participa desde el ingeniero jefe hasta el último peón; a todos ellos debemos la excelencia de esta obra. Los ingenieros que lucharon denodadamente para vencer los grandes retos que tuvieron ante si y los obreros que vinieron en busca de mejorar sus denostadas vidas antes de plantearse la emigración. Unos afrontando dificultades técnicas y el hándicap de trabajar y experimentar con equipos y máquinas que nunca antes se habían puesto en marcha ni probado y otros intentando vencer la miseria que la sequía había provocado en sus campos y en sus vidas.
Hoy, con los medios existentes, construir una central de estas características en tres años nos parece un propósito casi inabarcable. Si contextualizamos, esta titánica tarea, con los transportes de la época, los inexistentes medios de comunicación, los equipos humanos, su precario equipamiento y sin Internet, ni Whatsapp, todavía  tiene mucho más mérito.

Muchas historias quedan todavía por escribir; en el tintero hay muchas personas sin el debido reconocimiento, pero el tiempo -siempre limitante- ha dado para esto. Pido disculpas a todos aquellos que, sin querer, no les he podido dedicar la atención que merecen.


Por José Antonio Cubero Guardiola

Agradecimientos:
No podría hacer un breve listado de colaboradores. Son muchos, afortunadamente, los que han colaborado para que estas aportaciones a la historia de la electricidad hayan podido llegar a puerto. A todos ellos: GRACIAS.

Notas:
1Cubero, josé antonio, bravo, carlos, La Aventura hidroeléctrica en el Valle del Ésera (1912/2012), Diputación Provincial de Huesca, 2012. En esta publicación, que apareció en el centenario del inicio de la obras de la Catalana en el Valle del Ésera aparecen ampliados algunos de los asuntos tratados en este artículo.

2 El Ribagorzano, 30  de noviembre de 1907.

3Castán Palomar, Fernando (1934), Aragoneses contemporáneos, 1900-1934, Zaragoza, Herréin.

4Libro de actas del Consejo de Administración de la SGFH, Junta de accionistas del 4 de enero de 1912, Archivo Histórico de la Fundación Gas Natural – Fenosa (AHFGNF) .

5Fábregas, Pedro A. (2006), «Mansana Terrés, Josep», en Francesc Cabana(coord.), Cien empresarios catalanes, Madrid, LID, p. 226.

6 Bastos Ansart, Francisco (1911), El grupo de saltos de agua del río Ésera y la traída de fuerza hidroeléctrica a Barcelona,Barcelona, AHFGNF [Gentileza de Anna María Bragulat].

7Boneta iCarrera, Martí (2003), La Vall Fosca: els llacs de la llum, Tremp, Garsineu. Las mejoras nos dan idea muy clara de como se trabajaba entonces.

8Diario de Huesca, 1 de septiembre de 1913.

9 Servicio Hidroeléctrico obras de los ejercicios 1913 a 1920, Memoria de 1913, AHFGNF .

10 La Vanguardia, 5 de abril de 1914. Estos tractores, para hacernos una idea, tenían una velocidad de 6 km/h en llano -aproximadamente el paso rápido de un ser humano-.

11 La Sociedad Catalana de Gas y Electricidad, La Vanguardia, 12 de mayo de 1914.

12 Heraldo de Aragón, 21 de mayo de 1914.

13 Diario de Huesca, 13, 18, 21, 23 de abril de 1914 y 26 de mayo de 1914.

14 Servicio (1913).

15 http://seirapowerplant.blogspot.com/2011/08/notas-sobre-la-historia-de-la-central.html [Consultado el 1 de junio de 2018].

16 Cubero, José Antonio (2011), "Mariano Lacambra Marín, Un polifacético barbastrense", El Cruzado Aragonés, septiembre de 2011.

17 La Hormiga de Oro, 31 de julio de 1915.

18 Alcantarillas de Barbastro..., El Cruzado Aragonés, 4 de julio de 1914, [Archivo El Cruzado Aragonés].

19 En las obras de la Catalana, Diario de Huesca, 8 de marzo de 1916.20 La catástrofe de Seira, Heraldo de Aragón, 29 de mayo de 1916.

21 Servicio (1916).

22 Servicio (1916).

23 Diario de Huesca,15 de agosto de 1917.

24 Servicio (1916).

25  Cubero (2011). Este refugio lo construyó el barbastrense Mariano Lacambra bajo las órdenes del ingeniero Julio Soler Santaló. 

26 Cambó en Huesca, Diario de Huesca, 29 de agosto de 1917.

27 Servicio (1917).

28 Fábregas, Pedro A. (2012), Catalana de Gas y Electricidad y la central de Seira, Ponencia de las Jornadas de Patrimonio Industrial "La Aventura hidroeléctrica en el Valle del Ésera (1912-2012), Benasque, 2012.

Este artículo se publicó en El Cruzado Aragonés de Barbastro, en su periódico especial de fiestas, el 31 de agosto de 2018.


Notas sobre la historia de la central de Seira (21): 1918, un nuevo proyecto a la vista

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Tras la puesta en marcha de la central de Seira, el mes de agosto, la actividad en el Servicio Hidroeléctrico de Catalana de Gas y Electricidad (CGE) no cesa. Pese al éxito de las pruebas iniciales, los problemas en las turbinas y otros equipos del aparellaje eléctrico obligarán a continuas paradas y cambios. El 11 de noviembre se firma el armisticio entre los países que han intervenido en la Gran Guerra, pero este hecho pasa totalmente desapercibido, pese a los problemas que el conflicto ha provocado en el desarrollo de las obras. 

Desde el comienzo del mes de noviembre, en Seira, son ajenos a las noticias externas, pues están reparando los daños que provocó la explosión del interruptor de 6000 V tipo Maier que alimenta el transformador Oerlikon. Los daños son importantes, el aceite inflamado afectó a otros interruptores y también a unos cables cercanos, inutilizándolos y dejando la central fuera de servicio. 

El día 17, después de importantes reparaciones, se procede a la puesta en marcha de la central. Se han cambiado cableados y se tiene que probar el sentido de giro de los alternadores, excitando los mismos lentamente para verificar su correcto funcionamiento. Una tormenta inutiliza la línea e impide la producción de energía e imposibilita las pruebas del resto de equipos. 

La central está conectada a la Central térmica de San Adrián mediante una línea diseñada para 125.000 voltios que, temporalmente, funciona a 60.000 voltios. San Adrián se puso en servicio en abril del pasado año y la construyó CGE en una parcela de 300.000 m2 que adquirió el año 1913. Está en la derecha orográfica del río Besos y, en la otra orilla, se encuentra la central de la competencia -Energía Eléctrica de Cataluña- también en el término de San Adrián del Besós. 

La central térmica sirve de respaldo a la central de Seira y esta se acopla, normalmente, en paralelo. En Seira se ha terminado el montaje de los grupos 1 y y 2, dejando la instalación del número tres, de momento, pues no hay caudal para todos. Se alternan las pruebas y el funcionamiento entre ellos, pero cuando no hay problemas en uno, es el otro el que los da. 




Los problemas en los transformadores obligan a los montadores de Oerlikon a continuos viajes. El transformador dos se ha comunicado y tendrá que desmontarlo. El montador Kuntz de Oerlikon está modificando los cojinetes de los alternadores pues se sale el aceite por el eje y ha instalado unas estopadas para corregirlo. En todo lo que queda de año, la potencia de la central no pasará de 4.000 kW, salvo pruebas.

Entre todas estas dificultades, el Jefe del Servicio Hidroeléctrico, Diego Mayoral, no desiste en la intención de elevar la tensión de la línea hasta los 125.000 proyectados -que debía ser el record europeo en aquellos momentos- y el día 17 de noviembre se hacen pruebas a esa tensión con el montador Sturgenegger . 

Mayoral y el Servicio Hidroeléctrico han emprendido la construcción de la central de Puente Argoné que, aguas abajo de Seira, es el siguiente salto proyectado por CGE para rentabilizar la línea de alta tensión. En mayo el número de trabajadores alcanzó su máximo -2026- y paulatinamente ha reducido su número. Desde agosto, una vez terminados los trabajos de construcción en la central de Seira, todos los esfuerzos se han concentrado en las obras de Puente Argoné, comenzando las excavaciones del canal y la perforación de los túneles, entre otras actividades.

El trazado del canal debe sortear dos dificultades importantes, la primera es el barranco de la Aigueta de Barbaruens, en el que se construye un acueducto. Para salvar la segunda, el Barranco de San Nicolau, se excavará una trinchera para construir en su interior un sifón. Además de estos obstáculos, se añade otro, ya que el terreno por el que discurre el canal es muy malo, son todo materiales sueltos, y les obliga, en bastantes tramos del mismo, a construir un falso túnel. Esta parte del canal tendrá sección cuadrada. Afortunadamente no todo son inconvenientes, pues el gran contenido de arena de los materiales removidos permite hacer acopio de esta para utilizarla como árido. Se suceden los artesanales cedazos de madera para ir seleccionando los diferentes gruesos. 

Todos los movimientos de tierra se hacen manualmente. Los obreros armados de picos y palas realizan la excavación y lo extraído es cargado en carretillos de madera con una rueda metálica. A poca distancia se cargan en vagonetas de madera que se desplazan por raíles desmontables tipo Decauville. De vez en cuando aparecen grandes "bolos" de granito que son cargados en unas vagonetas sin laterales para facilitar la tarea. Las mulas arrastran fuera de la excavación pequeños convoyes de vagonetas y ayudan en los trabajos más duros a los trabajadores.

Estas mismas vagonetas, una vez terminada la excavación, se utilizan para transportar las piedras que forman los laterales del canal y que poco a poco van recubriendo los taludes. En las partes del canal que no se recubrirán la sección del mismo es trapezoidal. En esta zona se ha dejado un ensanche para recoger los áridos que arrastre el agua en la explotación. Se le denomina como arenero de San Nicolau por estar cerca del barranco del mismo nombre.





A la hora de la comida, en el mismo tajo, los obreros sacan su capazo y sentados en las mismas vías o en los laterales de las trincheras, apuran el tocino y el pan, ayudados por una generosa bota de vino. Luego un pitillo liado meticulosamente con papel de arroz y encendido con el mechero de yesca, completa la necesaria parada.

Según va avanzando la excavación, las tuberías de aire, para los martillos picadores de los túneles, se instalan en los laterales de la trinchera. Las conducciones atraviesan el Barranco de la Aigueta por una precaria estructura de maderas que no tiene nada que envidiar al paso que se ha construido para las personas. A comienzos de noviembre ya se ha terminado el arco del primer vano del acueducto y las cimbras del segundo están instaladas para comenzarlo. Dos magníficas grúas Derrick abastecen a los trabajadores de materiales y han permitido construir el arco del segundo vano en una semana. El frío está llegando, la Sierra de Chía se ha pintado de blanco y el agua del barranco, que ha reducido mucho su caudal, ya pasa por el primero de los arcos. Las cimbras se trasladan al tercero -y último- de los arcos que se construirá en un plazo idéntico. 



Para acoger a los obreros, en una explanada junto al solar donde se construirá la central, se han levantado tres edificios de obra. También hay dos nuevas construcciones de madera. Se han instalado varios tramos de vía tipo Decauville para facilitar la excavación del solar de la central. El puente que da nombre a la misma está bastante deteriorado y requerirá de una consolidación importante pues el único acceso a la central. La primera parte de la excavación ha dejado al descubierto un gran paño de roca.

Los grandes robles que jalonan el trazado del canal van cambiando su color, el invierno llega. En noviembre se contabilizan 91 trabajadores en nómina y en diciembre tan sólo 41. La obras se reducen a la mínima expresión a la espera del buen tiempo. 

Este artículo se publicó en el número 22 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2018.

Notas sobre la historia de la central de Seira (22): 1919, Puente Argoné.

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El otoño de 1918 ha sido duro. La segunda oleada de la mal llamada “gripe española” ha golpeado fuertemente a los habitantes del Altoaragón. El invierno de 1919 o -quizás la intensidad de la tercera oleada de gripe- ha provocado un bajón del número de trabajadores en las obras. En la memoria de todos está la puesta en marcha de la central de Seira el año 1918 y su importancia, pero se ha cerrado una etapa. Todo ha cambiado a partir de este momento, el punto de mira es ahora Puente Argoné, la subestación de Perarrua y la central de Gradiello. Tan importante ha sido el cambio, que las fotografías que documentan las obras han comenzado una nueva colección. En esta la construcción en Seira pasa a un segundo plano y nos muestra los problemas que surgen en las instalaciones y averías que surgen en la explotación. Por poner un ejemplo, la turbina Escher Wyss número 5477 -la turbina 2 coloquialmente- ha tenido un problema en su cámara espiral y el agua sale, de manera muy preocupante, por una grieta en la fundición. 

Otras imágenes de la nueva colección nos muestran el buen ritmo de las obras de la central de Puente Argoné a mediados de febrero de 1919. En el edificio principal el muro del lado de la montaña ya está terminado. Los fundamentos de la turbina son unos agujeros indefinidos, pero el túnel de salida de aguas ya está acabado. Sobre sus muros se han instalado unos aéreos andamios sobre los que se está construyendo la pared del lado del río. En la salida de turbinas se ha instalado una bomba para agotar el agua de las filtraciones. Un gran número de obreros en lo más alto del andamio ha terminado los cabeceros de las 10 ventanas que tendrá el edificio. Esta construcción, en general, no tiene la solidez de la central de Seira. Parece que se construya pensando en la inmediatez y la economía, como si no fuera a perdurar en el tiempo. Confirmando esta percepción en el título de una imagen aparece descrita como la “central provisional en construcción”. 


El pasado día dos de septiembre, el Gobernador Civil confirmó oficialmente, el cambio de titularidad de la de la concesión de Jules Daisson, aguas abajo del salto de Puente Argoné. CGE había adquirido dicha concesión pero hasta que no estuviera oficialmente reconocida no podía contarla como suya, ahora la empresa ya piensa en conjunto y la central de Puente Argoné es el aprovechamiento temporal para aprovechar la concesión que ya tenía hasta que se pueda plantear y desarrollar el salto completo de Argoné que incluirá el nuevo tramo de concesión. Esta, que llevaba bastantes años en manos de diferentes titulares franceses, interrumpía el conjunto de concesiones de CGE aguas arriba y abajo, y su adquisición supone un importante avance para la viabilidad económica de todos los saltos.

Pero estos trámites y decisiones parecen no alterar la gran actividad que hay en las obras del canal. En algunos tramos ya se está recubriendo el mismo con el acabado final. Un poco más adelante los encofrados avanzan inexorablemente y ya podemos adivinar su forma definitiva en forma de trapecio invertido.

En el Barranco de San Nicolau se amontonan las vías Decauville y hay un importante transito de vagonetas. En el lado de Seira un gran número de hombres armados de picos y palas, construyen terrazas para ir ganando terreno a la montaña. En el otro, el comienzo de una galería en lo alto marca el destino de los obreros que se afanan en remover y cargar la tierra de la excavación. 

En el canal hay gran actividad de carros tirados por mulas y caballerías que apoyan el trasiego de las vagonetas que, cargadas de áridos, abastecen los tajos. Junto a un acceso al canal se amontonan, en gran número, las piedras que servirán para la estructura del canal.

A comienzos de marzo el puente que da nombre a la central ha quedado totalmente reconstruido y está irreconocible. Se han quitado dos pequeños arcos que restaban fuerza en el lado derecho y se han ensanchado la huella del puente en ambas orillas. Ambos estribos estaban muy descompuestos y en el lado izquierdo la vegetación campaba a sus anchas ocultando el mal estado general de la construcción. 

En Seira, el muro del azud para derivar las aguas del río ya se eleva varios metros sobre el río y una ciclópea escalera da acceso a lo más alto del mismo. A pocos metros, canal abajo, una brigada ha terminado la bóveda del primer túnel y posa sonriente orgullosos de su magnífico trabajo. En la central los muros ya están terminados y se están colocando grandes “tijeras” de madera para soportar el tejado. Los gremios se solapan y por un lado los carpinteros colocan las maderas para instalar las tejas y por el otro, los albañiles, están lavando la pared. Un mosaico de placas multicolores comienza por un extremo a cubrir el tejado.

En San Nicolau se está construyendo, con grandes andamios y vigas de acero, un puente entre ambos lados del barranco, para poder transportar los materiales, aguas abajo, pues el otro lado es inaccesible por la orografía del terreno. 



Unos kilómetros más abajo, en las Ventas de Santa Lucía, se ha ubicado una subestación donde se conectará la línea de alta tensión que viene de Seira. Las obras están muy avanzadas y el edificio ya tiene todos sus muros levantados. Es una construcción muy robusta y los muros son mucho más gruesos que en Puente Argoné. Las paredes exteriores están realizadas en piedra, como en Seira, pero toda la estructura se ha hecho con hormigón armado. Las tijeras son de acero roblonado y recuerdan a las instaladas en la ETP de Seira por su solidez. Para colocarlas se ha construido una torre de madera y a esta se suben los operarios sin ningún tipo de medida de seguridad, armados de un serrucho, sus zapatillas de esparto, la boina y mucho desparpajo. 

Se han dejado en el muro unos orificios para pasar los conductores de la línea de alta tensión. Su construcción es idéntica a los construidos en Seira. Esta subestación albergará en su interior los transformadores que permitirán conectar la línea del Cinca a 66.000 Voltios con la línea de Seira que temporalmente funciona a esa tensión hasta que pueda elevarse a la definitiva de 110.000 Voltios, para transportarla a Barcelona. También en su interior estará, protegido de las inclemencias meteorológicas, el aparellaje de protección de dichos transformadores y de las líneas de transporte. El edificio se levanta imponente en medio de los campos cultivados y las pequeñas casetas de los alrededores aun resaltan más su tamaño. Desde su gran tejado se domina el Valle del Ésera y la soledad de la línea de alta tensión camino de Seira.



En Puente Argoné se preparan los fundamentos para instalar la turbina de la Casa Piccard, Picket y Cie de Ginebra. El salto de 45 metros de desnivel y 8,5 m3/s de caudal, producirá 4.250 caballos de vapor. Para transportar el agua desde la cámara de agua -o depósito regulador- se ha elegido una tubería de la casa americana Continental Pipe Manufacturing, que tiene la peculiaridad de ser de madera. Está formada por piezas ensambladas y rodeadas por unos anillos metálicos que le permiten soportar la presión del agua. Parece ser que se instalará el alternador número 3 de Seira mientras no sea necesario su servicio y así no será necesario adquirir uno, dada la temporalidad de la instalación. Para evacuar la producción de la central se ha pensado instalar una línea a 6.000 V que permitirá enviar la energía hasta la central de Seira y allí elevarla hasta los 66.000 V de la línea y así poder juntar esta potencia con la generada por la central. 

Entre tanto, una brigada ha comenzado a realizar los sondeos en el río para la ubicación del cerramiento de Gradiello. Han hincado unos fuertes caballetes sobre el lecho y sobre estos unas vigas de hierro sirven de base para el equipo de perforación. 

Este artículo se publicó en el número 23 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el verano de 2019


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Notas sobre la historia de la central de Seira (23): Puente Argoné, una central singular.

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La central de Puente Argoné tenía una peculiaridad constructiva, desconocida para muchos, pues su tubería de presión estaba fabricada en madera. En España no era habitual el uso de la madera en las conducciones de agua y menos para tuberías sometidas a presión, pero al otro lado del charco, en Estados Unidos, donde existen unos inmensos bosques de madera de calidad, su uso era muy frecuente, tanto para el transporte de agua como en la construcción de puentes, canales, viviendas y tuberías para centrales.

La compañía americana Continental Pipe Manufacturing, constructora de dicha tubería, era una empresa especializada en la construcción de esta clase de conductos. Tenía su sede en Seattle, en el estado de Washington. En sus bosques y en el cercano Oregón hay árboles de una variedad éndemica que es el Douglas Fir, denominación americana del Washington Fir o Pino de Oregón. Continental Pipe utilizaba esta madera para construir sus tuberías. Estos árboles pueden llegar a los 380 pies (115 metros) y diámetros de 15 pies (4,5 metros), aunque la empresa utilizaba habitualmente árboles de 200 pies (61 metros) y 5 pies (1,5 metros) de diámetro para construir sus tuberías.

Las conducciones de Continental Pipe, según el fabricante, tenían una alta eficiencia y una rugosidad muy pequeña, que disminuía el rozamiento en relación con otros tipos de tuberías. También eran resistentes al fuego -mientras las tuberías estaban llenas de agua- y también al hielo pues la madera servía de aislante del fluido que circulaba en su interior. Fabricaban diámetros desde las dos pulgadas (cinco centímetros) hasta las 240 pulgadas (6 metros). Para Puente Argoné fabricaron una tubería de 1.200 mm de diámetro.



La central tenía otra peculiaridad, que se ha comentado habitualmente entre los trabajadores más veteranos de Seira, y es el alternador de 9000 kVA de potencia aparente; inicialmente estaba destinado a ser el número 3 de la central de Seira. Como este alternador carecía de excitación se colocó una dinamo de 35 kW movida por una correa desde el eje por el lado opuesto al acoplamiento.



Imagen de los árboles utilizados para la construcción de tuberías por la Continental Pipe (Imagen del catálogo de la empresa número 18 del año 1923)

Un primer proyecto del fabricante de la turbina Piccard, Pictet y Cía de Ginebra, contemplaba la instalación de dos turbinas en el mismo eje para obtener la potencia de 10.000 HP. La principal tenía un gasto de 8600 litros de agua por segundo y producía 4.250 caballos con un rodete doble tipo Massaboden, con la salida de agua por ambos lados de la turbina. La turbina secundaria era del mismo tipo pero de rodete simple y aprovechaban una turbina diseñada para un salto más grande pero que con los 45 m de Puente Argoné producía 3.300 caballos de fuerza con un gasto de 6.800 litros de agua por segundo. Este tándem alcanzaba una potencia aproximada a los 10.600 caballos de las turbinas de Seira, que eran los necesarios para un correcto rendimiento de dicho alternador. Pero al final optaron por instalar solamente la turbina principal, lo que confirmaba la temporalidad de la instalación del generador, pues esta era demasiado pequeña para obtener un rendimiento adecuado del mismo y este, además, debía instalarse en su ubicación definitiva. 

Esta turbina estaba gobernada por un regulador a presión de aceite, para mantener estables sus revoluciones. Una correa transmitía a un péndulo mecánico, pieza fundamental del mismo, las revoluciones a las que giraba la turbina para poder regular la velocidad y en caso de sobrevelocidad, cerrar el distribuidor. Un orificio compensador (coloquialmente denominado válvula de descarga) evitaba las posibles sobrepresiones por cierres rápidos del distribuidor y para proteger, la turbina y la tubería, en caso de un disparo intempestivo o de una avería del regulador de turbina. 

Imagen de una tubería de madera similar a la de Puente Argoné en Ogden Canyon, Weber County, UT. Library of Congress (www.loc.gov)

El año 1923 ya aparece en la documentación una modificación realizada para optimizar la instalación, pues se sustituyó el alternador por uno nuevo de la marca General Electric. Este, de 7.000 kVA de potencia aparente, giraba a 500 revoluciones por minuto y, por tanto, para la frecuencia de este país que es 50 Hz (hercios), tenía 12 polos -ó 6 pares-. Su tensión de funcionamiento era de 6 kV (6.000 voltios) entre fases (tensión compuesta) y los cables de los devanados, nada más salir de las bornas del mismo, se conectaban a unas voluminosas inductancias para protegerlo de sobretensiones. A continuación una serie de transformadores de tensión e intensidad permitían visualizar los parámetros de funcionamiento, contar los kilovatios producidos y alimentar las protecciones eléctricas de la central (estas se encargan de abrir el interruptor y avisar al operador para que pare la central en caso de un malfuncionamiento de la misma). Un transformador de “servicios auxiliares” de 50 kVA alimentaba el alumbrado, la fuerza de la central y la grúa del exterior que estaba preparada para levantar 20 toneladas. 

El año 1924, según un plano de la época, se añadió un interruptor BBC (Brown Boveri & Cie) con un equipo sincronizador para poder acoplar a la red y también se instalaron un juego doble de barras. Como se tenía que dar suministro eléctrico a las obras de la central auxiliar de Campo, se construyó una línea trifásica a 6000 voltios desde la central y para protegerla se colocó un nuevo interruptor marca Oerlikon. 

Imagen de una tubería de madera similar a la de Puente Argoné en Ogden Canyon, Weber County, UT. Library of Congress (www.loc.gov)

En la salida de la línea principal, para evacuar la energía producida, se instaló una protección “basta”, con dos juegos de descargadores, unos denominados de “chorro de agua” (en los que la salida de los descargadores se pasaba por un chorro de agua y, según los fabricantes, aumentaba su efectividad) y otros electrolíticos, pues en aquellos momentos la efectividad general de aquellos aparellajes no era muy alta. Entre ambos, otras bobinas de self completaban la protección contra las tormentas, frenando las sobretensiones. 

Una línea de más de cuatro kilómetros, y grueso calibre, conectaba Puente Argoné con la central de Seira. A su llegada unos descargadores “de cuernos” (denominados así por su parecido con un cuerno) más otros descargadores de “chorro de agua” y entre ambos las bobinas de self para proteger de los mismos meteoros el otro extremo de la línea y evitar que las sobretensiones entraran en la instalación de la central, donde se conectaba a sus barras como un grupo más.

La línea de 6 kV a Seira era demasiado larga para la potencia de la central, pues tenía muchas pérdidas. Sobre el año 1931, para solucionar este problema, se instaló un transformador en el exterior de la central para elevar la tensión de salida de la misma a 110.000 voltios y así poder conectarla a la línea de Seira-Argoné. En algunas imágenes podemos ver el nuevo poste que sirvió para cruzar el rio y conectarse a la línea. También se aprecia un seccionador pero el transformador de la marca BBC (Brown Boveri & Cie) de 10.000 kVA, no aparece en ninguna de las imágenes y debió instalarse, probablemente, junto a este. 



En 1948 se puso en servicio el grupo 1 de la central de Argoné. Para llevar el agua hasta su cámara se extiendió el canal de Puente Argoné. En 1954 entró en funcionamiento el segundo grupo. En algunas de las antiguas bandejas de cables encontramos madera de la tubería de Puente Argoné. Esta todavía conserva las marcas de los zarcillos de la tubería, de sus tensores y un fuerte olor a cresota. Son muchas las construcciones de la colonia en las que se reutilizaron las barras de metal de los zarcillos, aunque, probablemente, sean más perceptibles los railes, utilizados para barandillas, de las vías Decauville utilizadas durante las obras. 

La central de Puente Argoné dejó de utilizarse con la entrada en servicio del segundo grupo de Argoné, pues el gasto de agua de esta central impedía una explotación conjunta de dichas centrales.

Han pasado bastantes años ya desde su desmantelamiento, pero todavía podemos ver, junto al puente que le dio nombre, los restos de aquella instalación. Una oxidada escalera da acceso a la salida de turbinas y allí el cemento, como en todas las obras realizadas en aquellas fechas, está en un estado impecable. El vertedero, serpenteante, con sus paredes escalonadas, fue el centro de las imágenes más icónicas de la central. Todavía conserva sus paredes en buen estado y sigue, tan solo oculto por algún árbol, visible desde la carretera, si nos fijamos un poco. 

Inmutables al paso del tiempo, permanecen en las soleras y en las “camas” de las tuberías las marcas de los zarcillos de la tubería y algún resto de la madera de pino de Oregón que queda todavía visible para satisfacción de los más osados visitantes de esta pequeña muestra de nuestro olvidado patrimonio industrial.

Este artículo se publicó en el número 24 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2019

Notas sobre la historia de la central de Seira (24): 1920, un año entretenido en la política española.

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El pasado año 1919 un nuevo decreto establecía la jornada laboral en ocho horas, con un total de 48 horas semanales. Dicho texto reconocía 

“que existiendo industrias cuya organización integral ha de hallarse coordinada con las de sus semejantes en el extranjero, si no han de verse colocadas en condición de inferioridad y ruina y de muerte deben constituirse aquellos organismos adecuados para el estudio de los casos de excepción”. 

Han pasado los meses y ni en la ley ni en su reglamento de aplicación se han establecido normas para los casos donde no sea posible su implantación. Los calores inusuales del mes de julio en esta Corte, casi cuarenta grados, y la inestabilidad política de este gobierno que no obtiene mayorías y debe requerir de gobiernos de concentración no acaban de aclarar este logro social. Pero la presión social que están provocando las continuas huelgas parece que están logrando sus objetivos y este mes de agosto de 1920 la Gaceta de Madrid ha publicado la esperada normativa de aplicación para los casos más complejos de este nuevo horario. Es un gran logro para los trabajadores y un pequeño oasis entre las malas noticias que vienen de África, de esta guerra que está sangrando a España de sus jóvenes, como ya hiciera la de Cuba a finales del pasado siglo. No auguran nada bueno las noticias que nos llegan de allí.

Las elecciones del año pasado tendrán que repetirse, pues seguimos sin poder formar gobierno. Por la demarcación de Boltaña, a la que pertenece Seira, el diputado electo es Francisco Bastos Ansart. Este es un ingeniero aragonés residente en Barcelona y uno de los antiguos propietarios de la concesión hidroeléctrica de Puente Argoné y del Salto del Run. Socio fundador de la Sociedad Guell, Bastos y Bertran hermanos tiene como importante cliente a la Catalana de Gas y Electricidad. También dedica su tiempo a la política y sus detractores durante estas elecciones llenaron hojas y hojas en los periódicos, caldeando el ambiente político pues Bastos pertenece a la “Lliga regionalista”; el partido liderado por Francisco Cambó. El abogado Manuel Batalla Bescós, presidente de la Diputación Provincial de Huesca en estos momentos, se presenta por el partido liberal. El Diario de Huesca, de marcado sesgo liberal, apoya dicha candidatura y analiza las posibilidades de sus candidatos a la luz de las últimas elecciones en las que han salido triunfantes de la urnasal ganar nueve de las diez que habían de elegirse.

En una cabecera titulada Significación de nuestra política, el diario de Camo recuerda:

“Las bases de nuestro credo basado en el fomento y protección de la riqueza, de aprovechar todos los elementos del país y no olvidando, ni mucho menos, la difusión y propagación de la cultura, pues no desconocemos que el hombre trabaja, produce y se comporta según la cantidad de saber que su inteligencia atesora”. 

A renglón seguido valora de problema candente y críticas circunstancias la candidatura de Bastos con el nombre de regionalismo porque no es el sano y plausible regionalismo aragonés. Se antoja intensa la labor de la nominada por el periódico “candidatura anticatalanista” para atajar la labor de la candidatura “regionalista”. 

El distrito de Boltaña siempre ha desatado pasiones y atrás quedan ya las miserias de la lucha en anteriores comicios. Antes de Bastos, Luis Fatás fue el diputado de la demarcación desde las elecciones del 1910. Este médico de Sariñena, era un cunero -candidato que no pertenece a la demarcación- y liberal por más señas. Aún permanece en la memoria de los habitantes de la demarcación los enfrentamientos con el candidato Celso Joaniquet. Este no despertaba pasiones mas que de sus detractores, que llegaron a editar un periódico -El Desinfector- dedicado en su totalidad a glosar las “excelencias” del candidato. Esta publicación como cabecera y declaración de intenciones, proclamaba:

El Desinfector no se compra, ni se vende, ni hace CHANTAGE (sic), ni adula a nadie, ni recibe subvenciones de ningún bicho viviente. 

El Desinfector, Boltaña, 18 de abril de 1916

Los periódicos oscenses El Porvenir y El Diario de Huesca le dedican sendos artículos y este último termina con unas líneas contundentes:

Lo único triste es que los hombres honrados, y a causa de la ignorancia de la mayoría, tengan que descender a combatir a esos elementos, perdiendo el tiempo que necesitan para empresas más altas. Pero la realidad es la realidad, y ella impone, ya que la opinión no sabe distinguir este penoso trabajo de desinfección. ¡Y lo malo es que en cada pueblo esta haciendo falta un DESINFECTOR!.

El Desinfector, Boltaña, 10 de Junio de 1915

La campaña parece que surte efecto -aunque probablemente no hubiera sido necesaria- y el 9 de abril de 1916 se celebran las elecciones nacionales y por la demarcación de Boltaña sale elegido Luis Fatás, confirmando el dominio del partido liberal en la provincia. Celso Joaniquet candidato demócrata-independiente es objeto de mofa y escarnio tras su fracaso en El Desinfector. Como promotor de esta cabecera se encuentra, entre otros, un profesor de la localidad, seguidor de la doctrina costista, que harto de engaños y falacias de los candidatos, intenta desenmascar a Joaniquet. Pero siempre desde su particular imparcialidad, pues en sus artículos no toma partido por ningún candidato, pero tiene muy claro quien no debe representar a los habitantes de la tierra donde vive y a la que ama. Un lucha que ya comenzara Costa con su libro Oligarquía y Caciquismo, donde racionalizaba el lamentable efecto que tenía sobre el gobierno de un país la influencia de personas que, sin ningún tipo de ética ni de moral, anteponían sus intereses personales a los generales, abusando de la posición que la política, la industria y los medios de comunicación les otorgaban. Caciques y oligarcas, execrables ejemplos que marcaron -y marcan- la política en este país, impidiendo el desarrollo industrial, profesional, personal y humano de sus habitantes y tan solo engordando sus cuentas bancarias, patrimonio y su supuesta dignidad. Pero mejor que las palabras del ilustre, y nunca suficientemente reconocido estadista montisonense, Joaquín Costa nos ilumine sobre su visión de estas personas y su relación con nuestra escasamente valorada Patria:

Para ellos no había expirado ni estaba expirando, como para nosotros, la Patria, porque la Patria, en su pensamiento, más o menos consciente, se reduce a un pedestal, a una vaca lechera y a un tema de retórica para exornar -adornar- discursos.

Celso Joaniquet Pons en 1912.

Afortunadamente el pensamiento general de la población y de los industriales no se reducía meramente a una especulación económica. También el desarrollo, el crecimiento y, por supuesto, el beneficio industrial, era uno de sus pensamientos e ideales. Una herencia, fruto de su trabajo, para los que vengan después. Una historia empresarial de la que estar orgullosos, que permita generar trabajo y riqueza para la Patria. En esta línea, el año 1920, un grupo de importantes empresarios barceloneses hartos de pagar los abusivos precios de la electricidad de las tarifas de la compañía Riegos y Fuerzas del Ebro -casi un monopolio en la distribución eléctrica- se están planteando constituir una cooperativa eléctrica en Barcelona. En esta nueva iniciativa los participantes aportan para formar el capital social las concesiones eléctricas y participaciones de empresas de su propiedad y se está barajando una importante cartera industrial. Por otro lado Catalana de Gas y Electricidad no pasa por sus mejores momentos por el fuerte endeudamiento que han provocado los problemas y retrasos de la obra de la central de Seira, entre otras cuestiones. En pocos meses se conocerá el desenlace de esta iniciativa.

Para los que quieran conocer más sobre las ideas de Joaquín Costa un texto recomendable es el Ideario recopilado por el periodista aragonés José García Mercadal y se puede localizar fácilmente en la Biblioteca Virtual de Aragón en este enlace:


Para las obras de Costa es posible encontrarlas en formato digital en la Fundación Giménez Abad en este enlace:


Este artículo se publicó en el número 25 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el verano de 2020

Notas sobre la historia de la central de Seira (25): Y dicen que hay nuevos vecinos al oeste...

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Los progresos de la “houille blanche” -la hulla blanca- son imparables. Cada año se ponen en servicio centrales más potentes. Las líneas eléctricas incrementan su tensión de funcionamiento a pasos agigantados y aumentan las distancias que separan los centros de producción y de consumo. La tecnología está evolucionando muy rápidamente y los americanos de General Electric han desarrollado unos cojinetes, para grupos más pesados, que permiten instalarlos verticalmente, como en la central de Niagara Falls. Esta innovación permite reducir el espacio que ocupan las centrales, colocando la turbina en su parte más baja y aumentando el rendimiento de las máquinas y también su salto útil. El aparellaje eléctrico no ha sido ajeno a estos avances; los transformadores y todo su equipamiento ya pueden instalarse en el exterior, sin edificios que los cubran, reduciendo el tamaño de las centrales, mejorando la refrigeración de los mismos y reduciendo costes.

En el Cinca se está trabajando para hacer realidad un proyecto para el aprovechamiento hidroeléctrico integral de la parte alta del río. Este utiliza las cuencas del Cinca, el no menos importante afluente, el Cinqueta, y todos los barrancos tributarios recogiendo sus aguas hasta los canales principales. También se pretende recrecer algunos lagos para acumular las aguas del deshielo invernal y aprovecharlas en el estiaje veraniego. Este conjunto de centrales escalonadas se complementaría, para garantizar la energía en periodos de sequía, con una central reversible. En España es una instalación totalmente novedosa y aprovecharía el lago de Urdiceto como embalse superior y junto a la central se construiría un embalse como acumulador inferior. 

Todas estas obras están utilizando gran número de obreros y materiales y para abastecerlas han instalado en Barbastro, en un apartadero de la estación de tren, su propio almacén y grúa. En Lafortunada estará la central más potente que se alimentará de los dos ríos. Allí estará ubicado el centro de trabajo, las viviendas para los trabajadores, talleres y el almacén para todo el sistema. Es una empresa ambiciosa y pretende construir una fábrica de cemento para no tener que depender de los proveedores y evitar los problemas, como ocurrió en Seira, que provoca la falta de una materia básica como es el cemento.

Juan Urrutia Zulueta 

Eusko-Ikaskuntza 

Fondo Bernardo Estornes


El alma de este gran proyecto es Juan Urrutia Zulueta. No podríamos entender el desarrollo hidroeléctrico de España en estos momentos sin su trabajo. Nacido en 1866, en Amurrio, su destino no estaba muy claro al fallecer su padre prematuramente, un modesto herrero, y quedar huérfano. Es criado y educado por una familia de buena posición que le permite estudiar la carrera de Ingeniería de Minas en Madrid. Al catedrático José María de Madariaga, introductor de los estudios de la electrotecnia en la escuela, le debemos la orientación de Urrutia a dedicarse al ramo eléctrico. En 1901, tras varios años como director de la Compañía Eléctrica de San Sebastián, constituye en Bilbao la empresa Hidroeléctrica Ibérica con el propósito de transportar energía eléctrica hacia su tierra. Sus primeros proyectos se centran en los ríos próximos y en 1904 ya cuenta con una central de 4.000 caballos en el río Leizarán y otra de igual potencia en el Ebro. En 1906 suma 8.000 caballos más en este río.

La creciente demanda de energía eléctrica propicia la compra de concesiones hidroeléctricas cercanas, aunque su mirada está puesta en el Pirineo. El río Cinca es el más cercano a las Vascongadas y le permitiría obtener grandes desniveles y caudales. Hace tiempo que sus aguas se utilizan, en su tramo inferior, para la generación eléctrica. A finales del siglo pasado, Mariano Lacambra instaló una pequeña central eléctrica para dar el servicio de alumbrado eléctrico a la ciudad de Monzón. Para el mismo propósito, en Barbastro, unos kilómetros aguas arriba, en 1903, Pablo Sánchez reformó el antiguo molino de Estada para la generación de energía eléctrica. La rápida evolución de la demanda le lleva, dos años después, a solicitar una ampliación de la concesión de 3.000 litros por segundo hasta los 10.000 litros para poder ampliar la potencia de la central.

No todas las concesiones solicitadas en este río llegan a dar servicio a poblaciones o empresas y algunas son meras especulaciones de empresarios y políticos. En 1908, por ejemplo, ya existe una concesión, propiedad de Jacinto Viñas Muxi, un empresario “indiano”, que tiene que solicitar una ampliación de plazos para que no le caduque la misma y “continuar” unas inexistentes obras. 

Diario de Huesca 7/11/1919
Hemeroteca del Diario del AltoAragón

Pero, afortunadamente, no todos los concesionarios tienen las mismas intenciones y algunos de ellos realizan estudios y proyectos de sus concesiones, como el ingeniero Juan Ledesma que, el año 1910, presenta un proyecto de aprovechamiento en el río Barrosa, afluente del Cinca.

Las nuevas instalaciones se suceden; donde no se instala una nueva central, es una nueva línea para alimentar el alumbrado público de un pueblo. Ricardo de Navascués, ingeniero militar, primigenio concesionario de los saltos del Ésera, solicita autorización para establecer una línea eléctrica para dar servicio en Torrente de Cinca. 

Los negocios y las fábricas comienzan a utilizar la electricidad para mover sus equipos y eso supone el incremento continuo de la demanda. La concesión de Pablo Sánchez en el molino de Estada se ha quedado sin posibilidad de ampliación y este ha decidido construir un nuevo salto, que se denominará Arias. El año 1911 se inaugura con un grupo de 1.500 kW.

La “Catalana” no es ajena a estos movimientos y ha solicitado nuevas concesiones aguas abajo y arriba de estos aprovechamientos. La brigada de estudios explora posibles ubicaciones para una central junto a la cerrada de Torreciudad y ha instalado una estación de aforos para recoger datos de los caudales. 

El Diario de Huesca se hace eco, el año 1912, de una visita de influyentes personajes en el río Cinca: 

“Hoy hemos tenido la satisfacción de saludar a don José Mansana, gerente de la "Sociedad general de las Fuerzas Hidro-eléctricas del Esera", que acompañado de los ingenieros señores Bastos, Araoz y Fuentes, y del acaudalado comerciante de Graus don Vicente Lascorz llegaron a esta villa [Boltaña] el 26 del actual [enero], hospedándose en casa del diputado provincial, nuestro querido amigo don Enrique Gistau. “

La visita parece que no tuvo demasiado éxito y, el año 1913, Ubaldo Fuentes continúa en solitario su proyecto y presenta una solicitud para un aprovechamiento en Bielsa. Acompaña documentación y planos de la instalación. Conoce bien la zona; su puesto de ingeniero director de la Thomson-Houston Ibérica le llevó en 1907 a realizar un viaje de estudios por el Pirineo para localizar concesiones para sus clientes. 

En 1917 siguen los estudios para el proyecto del Cinca y Urrutia ha obtenido, entre otras, la concesión de Ubaldo Fuentes, que pasa a engrosar el proyecto de Hidroeléctrica Ibérica. Urrutia, que desempeñó la labor de diputado durante dos legislaturas por la provincia de Huesca, en la demarcación de Benabarre, reparte su tiempo entre hacer realidad sus sueños y en su vehemente defensa de la hidroelectricidad. Esta le lleva a publicar sus ideas el año 1917 en un libro titulado “La energía hidroeléctrica de España y sus aplicaciones”. En él expone sus opiniones sobre la gestión de las concesiones y la importancia de la electricidad para el desarrollo de España y resume algunas de las modificaciones que, a su opinión, el Estado debería hacer en las nuevas leyes para que “desaparezca el formidable estorbo de los acaparadores de concesiones de saltos de agua que no tienen medios económicos de realizarlas” y asimismo, “se ordenen dichas concesiones en forma tal, que el aprovechamiento de la riqueza de nuestros ríos sea la más perfecta y más rápida posible, teniendo en cuenta que todo retraso equivale a una gran pérdida que no cabe subsanar más tarde”.


Su libro se edita de nuevo el año 1918 “por la favorable acogida” del mismo y actualiza su contenido y añade nuevas premisas como la necesidad de crear “una red general de distribución, la más adecuada para repartir la energía…con objeto de conseguir las compensaciones por irregularidades de caudal…y las garantías posibles contra accidentes por agentes atmosféricos”. 

Esta idea de una “red eléctrica nacional” no era nueva y ya la planteó, el físico jesuita Agustín Pérez del Pulgar, en 1915, en la revista Ibérica, con su visionaria inteligencia, para intentar subsanar la disparidad de tensiones y los problemas que planteaba que cada compañía tuviera su red independiente tanto para los abonados como para la gestión de la energía. Pero, cuando faltan dos meses para terminar este año 1920, el “legislador” no ha promovido ley alguna para arreglar este problema.

Afortunadamente en la cuenca del río Cinca los trabajos continúan sin descanso. Se inician en Pineta, donde un azud totalmente integrado en el paisaje desviará las aguas del Cinca a un canal cubierto. Este, siguiendo la trayectoria del valle, serpenteará hasta la cámara de agua situada a poca distancia del pueblo de Tella. Desde allí, sus aguas descenderán por dos tuberías los 475 metros de desnivel del salto, para “dividirse”, casi al final de su destino, en tres -en la trifurcación- y así alimentar directamente, cada una, su propia turbina Pelton. Sus alternadores verticales, - siguiendo la modernidad- sumarán más de cuarenta mil kilovatios y, probablemente, supongan un nuevo récord cuando se pongan en servicio. 

De momento, nuestros vecinos del oeste siguen trabajando y las obras siguen su curso.

Este artículo se publicó en el número 26 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2020

Notas sobre la historia de la central de Seira (26): Las máquinas verticales

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    En Lafortunada, nuestros vecinos del oeste, están instalando grupos verticales, esto es una novedad -en Seira son horizontales- y permite que los edificios sean más pequeños y la turbina esté ubicada en una posición más baja, por lo que el salto gana un poco de altura y, por tanto, aumenta su potencia, que es lo que al final interesa, más caballos y así poder hacer más kilovatios. Estos cambios los ha propiciado la rápida evolución que está teniendo la tecnología de construcción de centrales hidroeléctricas y también que la competencia entre los diferentes constructores es muy grande y los hace mejorar para ofrecer nuevos equipos. El número de instalaciones proyectadas o en construcción crece de manera imparable. General Electric, el constructor de los alternadores de Hidroeléctrica Ibérica, ha instalado unos cojinetes de empuje, tipo Michell, para solucionar los requerimientos de suspensión de las máquinas verticales. Entrando en los entresijos de la construcción de este tipo de cojinetes, que es sorprendentemente ingeniosa, decir que la parte más singular son unas piezas metálicas, los patines -cuya forma recuerda a los quesitos- y tienen la forma de un sector circular, recubiertos de un metal antifricción. Estos patines están apoyados en toda su superficie sobre muelles, lo que les permite tener un cierto movimiento. Sobre estos se apoya una gran pieza, denominada gorrón o campana -por su forma- que es la encargada de soportar todo el peso del rotor, de la turbina y la presión del agua sobre la rueda y descansarlo sobre los patines. El gorrón tiene un acabado de espejo y su parte inferior es la que apoya sobre los patines. En la imagen podemos ver que el gorrón tiene separado el espejo para facilitar su mecanizado. Este sistema ha simplificado el mantenimiento y la fiabilidad de las centrales aunque ha tenido bastantes modificaciones desde que se iniciaron este tipo de montajes.


            Partes de un cojinete de empuje o axial 


    Una de las primeras centrales en utilizar máquinas verticales, a finales del siglo XIX, fue la que montó en el río Niagara, en la rivera americana del rio, la Niagara falls Company. Esta central fue un punto de inflexión en la lucha que mantenía Tomás Alva Edison, defensor del uso de la corriente continua en la generación y la distribución eléctrica, y George Westinghouse, que defendía la utilización de la corriente alterna. La decisión de utilizar uno u otro sistema era vital para definir el inmenso negocio que comenzaba a florecer: la electricidad. Estos dos colosos eran las cabezas visibles de dos grandes empresas; la Edison General Electric Company en el caso de Edison y la Westinghouse Electric Company en el caso de Westinghouse. Curiosamente en esta lucha el papel principal lo tenía un empleado de Edison, que en 1888 se pasó a la competencia harto de intentar convencerle de que la corriente continua no tenía futuro en la distribución eléctrica. Estamos hablando del ingeniero Nicola Tesla. Serbio de origen, es el artífice del uso de la corriente alterna, gran teórico del electromagnetismo e inventor del motor de corriente alterna. Gracias a él la central de Niagara Falls utilizó la corriente alterna para producir energía en sus alternadores y así poder elevar su tensión mediante transformadores, tener menores pérdidas y luego volver a transformarla, a la tensión de los hogares, para poder distribuirla en la cercana población de Búfalo. 


George Westinghouse

    Tomas Alva Edison 


    A primera vista sorprende la ingeniosa -y compleja a la vez- forma de utilizar el caudal de las cataratas. El río Niagara había sido objeto desde tiempos inmemorables de explotación en sus “Niagara mills” -molinos del Niagara- que aprovechaban de una manera bastante ineficiente este salto, pero servían de fuente de energía a fundiciones e industrias. Una comisión internacional estudió el aprovechamiento previamente y se plantearon numerosas alternativas. La Niagara Falls Company, con un importante elenco de ingenieros, construyó la central número 1, y marcó los inicios de la explotación industrial de la energía hidroeléctrica en ese continente. La compañía suiza Escher Wyss fue una de las candidatas para la construcción de las turbinas, pero al final fueron unos compatriotas suyos de Ginebra, Faesch & Piccard, los que  consiguieron el contrato, aunque las turbinas se fabricaron en Estados Unidos por la I.P. Morris Co, en sus talleres de Filadelfia. Estas turbinas, diez en total, desarrollaban una potencia de 5.000 caballos cada una. Una de las claves de todo el montaje era el método de sustentación de todo el peso del conjunto. Resulta interesante reseñar que los problemas a los que se enfrentan los constructores de turbinas verticales no son solo referentes al peso que los elementos mecánicos tienen: turbina, eje y rótor, sino a la presión que ejerce el agua sobre la turbina, incrementando el peso del conjunto de una manera nada desdeñable. 


  Imagen de los Niagara Mills a comienzos del siglo XX. 


    El salto proyectado en el Niagara era un reto en todos sus componentes, pues era el primer gran salto que utilizaba la corriente alterna y la demostración de las posibilidades de la misma.  Alrededor de cuarenta y dos metros de salto, que caían por una tubería totalmente vertical desde la casa de máquinas hasta las entrañas de la tierra, donde la turbina tipo Fourneyron extraía la energía del fluido. El eje, un tubo de acero de cerca de un metro de diámetro, de igual longitud al salto, transportaba la energía que movía el rotor. Un verdadero reto mantener un eje de esa longitud, ¡en diez máquinas!, con sus cojinetes y sus lubricaciones. Este eje tenía tres cojinetes intermedios donde se reducía el diámetro del mismo. Las tuberías no eran un tema menor pues tenían que transportar los 12 metros cúbicos de caudal que consumían las turbinas para producir esa potencia. Al final del eje un rotor culminaba el montaje y tenía la peculiaridad de estar ubicado por la parte externa del estator -al revés de los demás fabricantes, en los que está ubicada en el interior y no se ve su movimiento-.



Turbina de 5.000 caballos Faesch & Piccard. A su lado, para hacernos una idea del tamaño, se aprecia la silueta de un hombre. Sobre ella sale el eje y a su izquierda la tubería gira para colocarse vertical y mediante un tubo, que no aparece en la imagen, llegar hasta la toma.


Corte de la central. En la parte superior el alternador y se aprecian los tres cojinetes intermedios.



    Tesla diseñó los alternadores y los construyó Westinghouse en sus talleres de Pittsburg. Giraban a 250 revoluciones por minuto y su frecuencia era de 25 hercios. Esta frecuencia es especialmente baja, pues en el resto de los países europeos se adoptaron los 50 Hz y en Estados Unidos los 60 Hz. Pero esta no era su única peculiaridad, puzes tenían dos salidas independientes monofásicas -como las líneas que nos suministran en nuestras casas, pero dos y desfasadas 90 grados- y mediante un sistema de transformadores las convertía a tres fases, trifásica, con el desfase de 120 grados que existe en la actualidad, para sus distribución. 
Una instalación hidroeléctrica que supuso un gran avance tecnológico y un logro de la ingeniería del momento. 


                                                            Interior de la central nº 1 de la Niagara Falls. Se puede apreciar el movimiento del inductor o rotor (por error en la publicación impresa se nombró como la dinamo). 


    Este artículo se publicó en el número 27 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el verano de 2021.


La central hidroeléctrica de Seira cumple 100 años.

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 Acabo de darme cuenta que no había colgado en el blog el artículo que se publicó el año 2019 en el número 112 de la revista Guayente. El año 2018 se celebró por todo lo alto el centenario de su puesta en marcha y después de este, la amable invitación de Lola Aventín para escribir un artículo sobre Seira fue el motivo perfecto para intentar explicar y acercar la apasionante historia de la central y de su impacto en la zona a todos sus lectores de la revista.


    La central hidroeléctrica de Seira cumple 100 años.

 

    Cien años, ¡quien los cumpliera! Aunque lo verdaderamente importante no es la edad, como se suele decir con las personas, sino el magnífico estado en el que se encuentra -su salud-, pues la central de Seira sigue trabajando, haciendo kilovatios, cien años después de su puesta en marcha. Piensen si su último coche hubiera aguantado semejante trote…

    ¿Pero la central de Seira es la más antigua de los Pirineos? preguntan muchas personas al ver y disfrutar del espectáculo que supone, para los sentidos, recorrer sus instalaciones. Les cuento.  Cuando entró en servicio la central de Seira en 1918, había muchas centrales hidroeléctricas en funcionamiento. Sin ir más lejos en Benasque. Cuando todavía no llegaban los carros a la villa, el año 1897, ya disfrutaba de los "beneficios del alumbrado eléctrico" gracias a "dos bonitas máquinas dinamos de cuatro polos, adquiridas de la acreditada casa Schuckert y Compañía". ¿Entonces es la central de Benasque la más antigua de los Pirineos? No. Es complicado decidir cual es la más antigua pues deberíamos plantearnos si contamos, por ejemplo, con nuestros vecinos del norte.  Como pueden imaginar es una cuestión de los límites y las características de las mismas que elegimos para ordenarlas. Aunque ¿es necesario para darle el valor que se merece?...

Anuncio de prensa buscando obreros, año 1917. Colección privada.

    Al margen de estos matices, a comienzos de siglo, los dueños de algunos molinos harineros  modernizan sus instalaciones para producir electricidad y, aunque estas centrales no tienen una gran potencia, permiten a estos afortunados pueblos utilizar el fluido eléctrico para alumbrar a sus vecinos antes que muchas capitales de provincia.  

    Aragón es pionero en España en el transporte a largas distancias. En el año 1894 se realizan los primeros transportes desde la central de Casablanca a Zaragoza y en 1904 se incrementan distancias y potencias con las centrales de Marracos -con una línea de 30.000 voltios y 46 kilómetros- y, ese mismo año, alargando la línea hasta Carcavilla -90 kilómetros-, para transportar la energía producida en el río Gallego hasta Zaragoza. Eran las centrales más grandes de la época en Aragón y contaban con la tecnología más puntera para poder realizar la elevación y el transporte de la energía.

Interior del túnel artificial antes de su hormigonado. En primer plano a la izquierda, Ramón Félix Surigué. Junto a él -y sobre él- sus tres hijos, 9 de diciembre de 1917. Colección privada.


    En 1914, cuando el valle del Ésera estaba en plena vorágine por las obras del Salto del Run, como se denominaba la central hidroeléctrica de Seira al principio, se puso en marcha la central hidroeléctrica de Capdella, en Lérida, y en aquellos momentos fue la primera gran central del Pirineo español sin duda. En 1916 pierden su efímero título al ponerse en funcionamiento la central de Talarn en el Noguera Pallaresa. En 1918 Seira se convierte en la central hidroeléctrica más grande del Pirineo aragonés y también de Aragón. Este título, también es efímero pues la puesta en servicio de la central de Lafortunada, en 1923, movida por las aguas del río Cinca, cinco años después, les quita a todas los galardones. En aquellos años de continua evolución, los avances se suceden y los "records" quedan en poco tiempo olvidados y sobrepasados.

Aunque, sin lugar a dudas, lo más relevante es la importancia que tiene la instalación de esta central en el valle del Ésera, en la Ribagorza, en Huesca y hasta en España. Las obras de la central dan trabajo a muchas personas que se aventuran a venir de todos los rincones de España. No olvidemos que hasta diciembre de 1911 no se abre el acceso a vehículos de ruedas hasta Benasque.

Virolas de la tubería esperando su colocación, 1 de enero de 1918. Colección privada.


Todo es innovador para aquellos trabajadores. Algunos especialistas vienen de las obras de otras centrales atraídos por los altos sueldos o bien directamente reclutados por agentes que las empresas tienen para ello. En cualquier caso, hasta para los más especializados, las instalaciones son superlativas; turbinas de 10.600 caballos, las instalaciones eléctricas con transformadores trifásicos de 9.000 kVA -la mayor potencia instalada en aquellas fechas- y tensiones de 130 kV, sin parangón en España, también totalmente novedosas; todo un reto para sus constructores.

En 1912 cuando el ingeniero zaragozano Francisco Bastos Ansart  estudia las diferentes opciones para su explotación pues no se plantea batir ninguna marca, ni ganar ningún título, tan solo pretende obtener energía eléctrica barata. El carbón, fuente primera para la producción de la energía eléctrica en las grandes ciudades, esta subiendo su precio y los “experimentos” de transporte a larga distancia se publicitan en revistas técnicas como la solución a todos los problemas. 

Es en ese momento es cuando los ingenieros se plantean la posibilidad de traer la energía desde el Pirineo a las grandes ciudades. Y a la par se inicia una alocada carrera por obtener las concesiones hidroeléctricas a cargo de políticos, nobles y algunos industriales -los menos-. Pero esa es otra historia.

Una cimbra instalada para servir de soporte para la bóveda de un túnel, 16 de junio de 1917. Colección privada.

Volviendo al proyecto de Bastos, al mirar sus cálculos somos conscientes del reto que se plantea, pues la distancia entre Seira y Barcelona es muy grande, la mayor en aquellos momentos en España para una línea eléctrica, y el proyecto determina una tensión de 70 kV, todo un reto, aunque el tiempo y la evolución de la técnica, acabará por cambiarlo todo.

Bastos, ingeniero militar en excedencia, es una pieza clave, pero no por sus aportaciones, sino por su ubicuidad. Está en el momento adecuado, con una concesión muy atractiva, delante de las personas que tienen el dinero y se le abren todas las puertas. Una vez cerrado el trato, con un 12 por ciento de acciones de la empresa que se crea -La Sociedad General de Fuerzas Hidroeléctricas-  deja de tener el control del proyecto, pero hace un buen número de contratos con su empresa a cargo de los constructores de la central. Manuel Bertrand, industrial textil, es el accionista de referencia con el 38 por ciento junto a la Sociedad Catalana para el alumbrado por Gas que tiene igual proporción. Bertrand esta interesado en traer la electricidad a Barcelona pasando por Manresa donde tiene sus fábricas.

En cualquier caso lo más importante es llevar a cabo las obras, sacarlas del papel, y, en ellas, el verdadero artífice es el ingeniero jefe del Servicio Hidroeléctrico de Catalana de Gas y Electricidad, el ingeniero de caminos gaditano Diego Mayoral Estrimiana. En 1899 supo ver la importancia de la electricidad y completa sus estudios en Zurich, en su Politécnico. Representa a España en el Congreso de Electricidad de 1900 en Paris, junto al gran José Echegaray, entre otros hitos de su carrera, y es el verdadero promotor de las obras. En el campo de “batalla” tiene dos grandes apoyos: el primero, el también ingeniero de caminos Federico Jiménez del Yerro, como director y, el segundo, no menos importante, Ramón Félix Surigué, que es el jefe de la obra.

A Mayoral le toca lidiar con todas las dificultades. La obras de Seira se inician el año 1912 -cuando comienza la de Capdella, no lo olvidemos- y en 1914, ya mandan energía a Barcelona sus competidores. En Seira no ven el final de los trabajos; las afecciones de toda índole que la gran guerra provoca en el aprovisionamiento de los suministros, no permiten concretar la posible puesta en marcha de la central.

Draga eléctrica en la presa de Villanova, 17 de marzo de 1915. Colección privada.


¿Pero la línea es la más larga o no? Cuando se proyectó, la idea era hacerla doble -dos circuitos- y a 70 kV, pero los  retrasos en la obra impiden ponerla en servicio en 1914 como se pensaba y esta demora provoca que, en 1917, los promotores se planteen llevar, a cualquier precio, la electricidad hasta Barcelona. Para cumplir esta premisa se arrienda la Eléctrica del Cinca y su salto de Arias, en el río Cinca, y se construye una línea que une este salto con la línea de Seira-Barcelona en la localidad de Las Ventas de Santa Lucía, donde luego se construirá la subestación de Perarrúa. Así se lleva en un primer momento la energía hasta la central térmica de San Adrián para su respaldo y distribución.

En 1918, cuando se pone en funcionamiento la central de Seira, se  utiliza un valor de tensión cercano a los 62 kV en la línea, más bajo del proyectado, y no es hasta el 21 de diciembre de 1922 cuando se eleva al valor actual de 110 kV. Se realizan pruebas con la tensión del proyecto -130 kV- pero nunca funciona de manera permanente esta tensión, por lo que nunca consigue el record que se cita en los libros.

La central, vista desde oeste, antes de colocar las tejas, 2 de mayo de 1916. Colección privada.

    La historia de la central, como dejan entrever estas líneas, no merece pasar a la historia por este cúmulo de problemas que provoca, en gran medida, la gran guerra, aunque estos nos dejan ver el esfuerzo titánico que realizan los ingenieros que luchan por llevar a buen término la obra. Su primer gran logro es conseguir que la central se ponga en marcha. Los dueños de las centrales de Capdella y Talarn -sus competidores- les hacen una competencia desleal y ponen todo tipo de trabas para que la central tenga los máximos retrasos.

La presa de Villanova en construcción. En primer plano, a la derecha, un cajón listo para su hinca. Villanova, 23 de noviembre de 1917. Colección privada.


    Todo esta ingente tarea emplea a miles de trabajadores, distribuidos a lo largo de los más de 10 kilómetros que separan los extremos más distantes de la obra. Nueve kilómetros de túneles, que requieren el trabajo de mineros y el uso de toneladas de dinamita. La construcción de un gran azud en Villanova, utilizando el peligroso sistema de hinca de cajones por aire comprimido. El número de trabajadores oscila por la demanda de la obra, teniendo su máximo en noviembre de 1917 cuando se alcanza la cifra de 2.303 obreros. Una historia que, tras muchos altibajos, tiene un final feliz cuando el 6 de agosto de 1918 a las 12:16 horas se acopla la central a la línea de alta tensión y comienza a generar energía eléctrica. 

    No acaba la trayectoria de las obras en esa fecha, pues tras la puesta en servicio de la central de Seira, luego viene la construcción de la central de Puente Argoné y, más tarde, la de Campo -Gradiello- que se alarga hasta finales de 1929.

    Resumir con acierto todo lo acontecido en estos años es una tarea difícil, pero espero que estas líneas  les despierten el interés por conocer más a fondo la historia de la central de Seira que, sin lugar a dudas, forma parte del acervo ribagorzano.
















    El pasado día 7 de noviembre [de 2018], en los actos institucionales de la celebración del centenario de Seira, la central estaba luminosa, sus latones brillaban y la sala de transformadores, recién pintada, evocaba en los asistentes una manifiesta emoción y satisfacción por su estado. Probablemente, como en los primeros años de su existencia, todo parecía recién instalado y en cualquier momento podía salir por una puerta Federico Jiménez o Diego Mayoral.

    Pero estas sensaciones no me pueden hacer olvidar que siempre he pensado que la central de Seira ha sido un "patito feo"-y lo sigo pensando-; pues no tuvo la repercusión en los medios de información que debió tener, no consiguió el record de la línea más larga a más alta tensión y no la inauguraron autoridades importantes, como el rey, que visitó otras centrales. Pero, pasados los años, aquellas centrales “más afortunadas” tuvieron intervenciones poco conservadoras y trabajos realizados sin el esmero requerido que les han impedido llegar hasta nuestros días con la prestancia y estado de Seira. Por ello, debemos dar las gracias a todos aquellos que hicieron posible la conservación de esta joya tecnológica e histórica como legado a las generaciones venideras. Con el paso de los años, el patito feo se ha convertido en un cisne. 

    Me gustaría terminar estas pinceladas sobre la historia de la central con un recuerdo a los verdaderos artífices de su construcción: los ingenieros y, especialmente, a todos los obreros, sin distinción, que con su trabajo, hicieron posible la obra que hoy todos disfrutamos. Especial mención para los que dejaron su vida en esa lucha por buscar un futuro mejor. 

 

    Este artículo se publicó el año 2019 en el número 112 de la revista Guayente que edita la Asociación Guayente en el Valle de Benasque. Agradezco nuevamente desde aquí la amabilidad de Lola Aventín por su invitación a colaborar en la misma.

Las concesiones en los ríos Cinca y Ésera. Apuntes histórico-biográficos.

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Durante los días 2 al 4 de septiembre pasado se ha desarrollado en Pont de Suert el Curs d'Estiu de la UdL titulado: "ENHER, 75 anys". Las jornadas, con un apretado horario de actividades, han desarrollado un variado e interesante recorrido por la historia de la empresa ENHER y su impacto en la cuenca del Ribagorzana en su vertientes histórica, antropológica y lingüística.

El día 4 tuvo lugar la presentación: "Las concesiones en los ríos Cinca y Ésera. Apuntes histórico-biográficos" y en ella hice un recorrido por las concesiones en dichos ríos y los actores que participaron en las mismas, sus diferentes procedencias y profesiones. Una breve pincelada de sus biografías permitía poner cara a algunas personas importantes en la historia de la hidroelectricidad en dichos ríos.

En una de las concesiones desgrané la cronología de los diferentes trámites que tenían lugar en el proceso de tramitación de la misma, haciendo hincapié en la idiosincrasia de las instituciones que participaban en la misma, tanto de la provincia como del Ministerio de Fomento.

Unas jornadas altamente enriquecedoras que nos permiten conocer y apreciar el trabajo que realizan los investigadores en este campo y certificar que la historia se enriquece de estas visiones transversales.





Notas sobre la historia de la central de Seira (27): Errare humanum est…

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El rótor (o inductor) girando visiblemente en la máquina situada en primer plano en la central número 1 de la Niagara Falls Company.


    El equivocarse es de humanos dice el aforismo latino, entre otras cosas. Y así ha sido, pues revisando el artículo de la última revista, cuando ya era demasiado tarde, detecté un error en el pie de una imagen. 


    En los artículos para Els Tres Llugarons intento acercar y adaptar el vocabulario técnico a todos los posibles lectores. Muchas veces los electricistas, como otros gremios, utilizan palabras que no son habituales en personas ajenas al mismo. Es un ejercicio arduo, a la vez que gratificante, intentar explicar -como si fuera para tu abuela- algunas operaciones o cuestiones técnicas. En el último artículo intentaba mostrar la complejidad técnica y el ingenio de los precursores a la hora de poner un alternador verticalmente. Incluso para un genio como Tesla había cuestiones que escapaban a su imaginación. El planteamiento que había diseñado para los generadores era de una simplicidad cristalina y mostraba, de manera cercana, la parte inductora o inductor -que no dinamo como yo puse en el pie de foto, por error- girando en el exterior del alternador, lo que hoy llamamos rótor -por aquello de que es la parte que gira- en contraposición a la parte que está estática u estátor.  En las máquinas actuales la ubicación de ambas partes está al revés y el rotor, perdiendo el romanticismo y la peligrosidad de aquellas primigenias máquinas, se esconde en el interior del estátor. No cabe duda que está disposición es mucho más práctica y apropiada pues permite evitar el riesgo de proyección de alguna pieza suelta de las partes en movimiento. 








    La electricidad se produce en las máquinas por un principio eléctrico en el que participan tres elementos: la velocidad, el campo magnético y una bobina. En la parte fija, en el estátor, tenemos la bobina. En la parte móvil, la energía del agua se encarga de mover el rótor -la velocidad- y este, mediante una corriente continua, genera el campo magnético. El resultado de la operación de estos tres términos aparece en los extremos de la bobina donde se produce una fuerza electromotriz, o abreviadamente f.e.m., que medimos en voltios. La visión de Tesla planteó un inductor -o parte generadora del campo magnético- ligero y esbelto girando en el exterior del inducido -o parte receptora donde el campo induce la f.e.m.- y creando una máquina de una belleza singular.


    Estos principios eléctricos son obra del químico británico Michael Faraday, pero la ley se titula de Faraday-Lenz o de Faraday-Henry en honor de Heinrich Lenz, y de Joseph Henry, que aportaron importantes aspectos, en el primer caso y por descubrir simultáneamente la misma, en el segundo. Aunque quizás el más conocido de todos los estudiosos de la electricidad sea Maxwell, pues fue el autor de una recopilación de estos principios a los que añadió los que Ampere y Gauss hicieron, en unas ecuaciones que, pese a ser el tormento de los estudiantes de electricidad, albergan los fundamentos del electromagnetismo.


    Ahora, “disfrutando” de los calores veraniegos, estoy haciendo lo que debiera haber hecho unos días después de escribir mi artículo de la última revista: la última lectura tranquila y crítica. Pero nunca existe ese momento sosegado en el que se puede disfrutar del trabajo realizado, pues suele coincidir en el tiempo con otro evento no menos delicado: la maquetación de la revista y la detección de errores antes de mandarla a la imprenta.





    Afortunadamente, después de unos cuantos artículos publicados en Els Tres Llugarons, el proceso de escritura de los mismos se ha organizado razonablemente y lo primero es buscar la idea principal, luego viene el hilo conductor, que debe ser lo que te haga seguir y te enganche en el relato. Poco a poco vas recopilando ideas, investigando y escribiendo párrafos para, pasado el tiempo, tener una serie de textos que debes acoplar. Cuando escribes, si tienes la suerte de encontrar la inspiración, llega un momento que te emocionas y el texto sale solo. Pero en ese momento no ves que estás repitiendo alguna expresión, ni errores gramaticales y tampoco faltas ortográficas pues estás imbuido del proceso creativo y las palabras fluyen en el teclado bajo tus dedos y el contador aumenta de forma alegre. Son cerca de 1.500 palabras las que tiene un texto y pueden parecer pocas, pero en ocasiones cuesta encontrar ese “hilo conductor”. 


    Algunas veces ocurre que una idea transversal atrae el interés y poco a poco, te aparta de la idea principal y se adueña de tu atención, puede llegar a cambiar el título, la temática y el contenido. Eso me pasó con las centrales de la Niagara Falls Company que acompañan este texto. Comienzas a buscar información, imágenes, textos y, sin notarlo, vas perdiendo el interés en la idea primigenia y ya solo ves lo transversal hasta que eres consciente de tu devaneo cuando ves que falta poco tiempo para cumplir el plazo. Los nervios comienzan a castigar tu estómago y deseas que se termine todo, que ese contador que no mueve sus dígitos, definitivamente, marque el número mágico y puedas respirar aliviado al terminar el trabajo.





    Los profesionales imagino que deben tener otros métodos, pero los amateurs, como el que suscribe estas líneas, no disponemos del tiempo necesario para poder digerir nuestros propios textos y es gracias a mi compañera Charo, excepcional correctora, la que analiza, de manera casi forense, los textos.  En este proceso detecta repeticiones, faltas ortográficas, y me recuerda los vicios y malas costumbres que tengo escribiendo. Los ripios y la creación de frases “poéticas” también son objeto de su análisis: “Sujeto, verbo, predicado”, me recuerda. Las lecturas -siempre en papel- se suceden, puliendo los textos y completando conceptos o ideas.

 

    También los compañeros de trabajo aportan sus opiniones y correcciones, pues ellos son conocedores de muchos de los temas a los que dedico mis escritos y valoro mucho su opinión. Entre todas estas idas y venidas se deben escoger las imágenes, adaptar su tamaño y, en el caso de los dibujos o de las reseñas propias, dibujarlas y editarlas. 


    Un punto clave que ocupa mucho tiempo son los pies de foto, pues deben explicar todo aquello que no se ve en la imagen, ubicándola y referenciándola como exige la ley y las buenas costumbres. Una vez terminado todo este proceso se debe copiar el texto al programa de maquetación, corregir los formatos de letra, negritas, cursivas y demás, insertar las fotos y los pies de foto, y adaptar su tamaño para rellenar el espacio. Un largo periplo que lamentablemente nunca se hace con el tiempo y el reposo requerido.


    Esta corrección ha servido para explicarles cómo se genera la electricidad y, de paso, disculparme por el error, aclararlo y contarles cómo me organizo para escribir estos artículos.






 Este artículo se publicó en el número 28 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2021.


Notas sobre la historia de la central de Seira (28): Ubaldo Fuentes y la Thomson Houston

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                                                                                                        Monfort Burgos, José, Electricidad Industrial, Madrid, 1955

       Ubaldo Fuentes y la Thomson Houston

       En nuestro día a día utilizamos multitud de aparatos eléctricos y de muchos de ellos desconocemos quién fue su inventor y cuál es su origen. Pero eso no significa que detrás de cada uno no haya una historia, una persona o equipo, que investigó, lo desarrolló y, al final de este proceso, lo fabricó. Si intentamos buscar información probablemente no la encontremos, pues muchos archivos han desaparecido por la falta de interés o desidia de empresas y particulares, perdiéndose un trabajo de incalculable importancia para la historia. Algunos trabajos de investigación e ideas no se ponen en práctica y es otra persona, pasado el tiempo, la que se lleva el éxito o el fracaso de la actividad, olvidando todavía más al creador original. 

      Una situación similar ocurre en el desarrollo de las instalaciones hidroeléctricas. Desde que se solicita la concesión hasta que se hace realidad las personas implicadas van cambiando y el proyecto evoluciona adaptándose a las circunstancias. 

      Un ejemplo lo podemos encontrar durante la lucha entre Edison y Whestinghouse, en la llamada guerra de las corrientes, entre los partidarios de la corriente alterna y los de la corriente continua. Esta incertidumbre dejó a muchas empresas, como la estadounidense Thomson-Houston, que tenían buenas ideas, luchaban por llevarlas a cabo y se vieron en medio de la contienda esperando conocer el ganador. 

      En 1892 se aclaran las dudas y, tras el triunfo de la corriente alterna, el banquero J.P. Morgan organiza la fusión entre la Edison General Electric y la Thomson-Houston para crear una empresa que pudiera hacer frente al todopoderoso Whestinghouse: la General Electric.

      La General Electric conserva la marca de la absorbida, aunque prescinde de los ingenieros fundadores y se queda con sus patentes. En Europa, se instala el año 1893 en Francia y constituye la Compagnie Francaise Thomson-Houston y en Inglaterra, el 1896, la British Thomson-Houston. Un año después, en Bélgica se crea la Compagnie d’Électricité Thomson-Houston de la Méditerranée. Filial de esta, en 1899, se funda en España la Thomson-Houston Ibérica para dar un gran impulso a sus negocios de electricidad, dirigida por el ingeniero murciano Ubaldo Fuentes Birlayn.

      Esta sociedad no se limita a la venta de materiales a constructores y empresas, sino que participa en las nuevas sociedades que se crean para la explotación de saltos hidroeléctricos o centrales térmicas en las grandes ciudades. El ingeniero Fuentes también aprovecha sus visitas para realizar estudios y presupuestos con el fin de solicitar concesiones y participar en proyectos a nivel particular. 

      La actividad de la floreciente industria hidroeléctrica despierta el ánimo inversor y en Madrid se funda, en agosto de 1899, una empresa con el ambiguo nombre de Sociedad General Española cuyo objeto es “la creación, desarrollo y fomento de toda clase de negocios industriales, mineros, mercantiles, agrícolas, de obras públicas, mobiliarios, financieros, de seguros y de navegación, que puedan interesar directamente al país o en sus relaciones con el extranjero”. Tiene un capital social de un millón de pesetas pero “basta con ver la amplitud de los objetos estatutarios de la Sociedad y las personas que la constituyen, para comprender que está muy lejos de ser el límite de su capital el que señala la importancia de las empresas que haya de acometer; lo que hay es que, dadas las amenazas de los proyectos de presupuestos contra la formación y marcha desembarazada de las Compañías anónimas, es un acto de prudencia sobradamente clara el no presentar a las garras del fisco el capital de que pueda disponer, sino en la medida de los negocios que vaya poniendo en productos la nueva Sociedad”. Como confirmación del interés en el negocio eléctrico de esta sociedad, uno de sus principales inversores es Domingo Sert y Badia, ingeniero y político, asiduo visitante de la Ribagorza y concesionario de saltos en los ríos Ésera, Noguera Ribagorzana y Noguera Pallaresa.

      La creciente actividad industrial provoca que las ventas de la Thomson Houston aumenten y el año 1902 se constituya una nueva filial en Bilbao. Entre los miembros del consejo de administración encontramos, entre otros importantes consejeros, al Marqués de Santillana y al ingeniero Torres Quevedo. 

    En 1908 la sociedad cambia su nombre pasando a denominarse A.E.G. Thomson-Houston, representando en España también a la alemana Allgemeine Elektricitäts-Gesellschaft más conocida por sus siglas A.E.G.

      Pese al interés que ha despertado la industria eléctrica, el año 1911, los concesionarios del salto de Capdella no encuentran financiación en los bancos catalanes para la construcción del salto y se ven abocados a recurrir al capital extranjero. La Compagnie Générale d’Électricité francesa y Société Suisse d'Industries Electriques les prestan el soporte financiero y se convierten en los principales accionistas del salto, proporcionando el material eléctrico necesario. Este modelo de “financiación” se utilizó frecuentemente durante el pasado siglo XIX en España, en el que la mayoría de los inversores extranjeros en ferrocarriles revertían a sus arcas el capital invertido en forma de compras de material que suministraban para su financiada.

      El caso de Capdella nos demuestra la palpable falta de industria española especializada en construcciones eléctricas y la falta de visión, en esos momentos, de los inversores locales. El primer cuarto del siglo tendrá un crecimiento de la demanda de energía eléctrica y, por tanto, de las necesidades de las nuevas instalaciones hidroeléctricas. Una evolución que obligará a la creación de compañías que puedan importar del extranjero todo tipo de material eléctrico y dar el servicio necesario. 

      Parecida situación, más cerca de nosotros, le ocurre a la compañía Hidroeléctrica Ibérica (en adelante HI) pues en sus saltos está completando la obra civil y tiene todo listo para instalar las turbinas y los alternadores de la central de Lafortunada, que aprovecha las aguas del río Cinqueta. Juan Urrutia, su presidente, a la vista de este panorama, es uno de los promotores de la Sociedad Ibérica de Construcciones Ibéricas (SICE) que se constituye el año 1921. Esta nueva empresa ha obtenido la representación de las patentes de General Electric y de Thomson Houston en España y será la suministradora del equipamiento de sus centrales. Una tercera parte del capital lo aportan estas dos empresas y uno de los miembros del consejo de administración es Ubaldo Fuentes.


      Tras la venta de sus concesiones a HI, el ingeniero Ubaldo Fuentes pasa a la larga lista de olvidados. Una figura desconocida, una historia que no aparece en los libros. Muchos estudios sobre las empresas eléctricas se ocupan únicamente de cifras y estadísticas, dejando a un lado a las personas, sean ingenieros o trabajadores, es lo mismo: a todos. Afortunadamente no todos los libros son así y en algunos aparecen las personas que hicieron posibles esas instalaciones y nos cuentan retazos de sus vidas, dedicadas en cuerpo y alma a esas empresas, que se olvidaron de ellos una vez cruzaron la puerta de salida. 

      Ubaldo Fuentes participa en multitud de proyectos: centrales, tranvías, sociedades, y, gracias a ellos, nuestra sociedad y su industria ha podido progresar mediante el uso de la electricidad. Fuentes no ha podido desarrollar las concesiones hidroeléctricas que posee en el Alto Aragón, pero son muchas las sociedades en las que ha participado con éxito. Tras su retirada del mundo empresarial, una vez en Almansa, localidad albaceteña en la que tiene sus orígenes su mujer, Gumersinda Biosca, tiene una breve incursión en el mundo de la política. 

      La historia de Ubaldo y de su familia es digna de un guion de cine. Su padre, Francisco de Paula, militar de profesión, trabaja como contador en el arsenal de la marina y participa en la rebelión de Cartagena. Es juzgado por ello, condenado y se tiene que exiliar a Argelia. Ubaldo comienza sus estudios en la Academia militar de Ingenieros de Segovia el año 1880 y los veranos viaja a Orán a ver a su familia. El verano de 1881 lo pasa también allí, donde muchos españoles aprovechan la temporada de la recogida del esparto. Ese verano en La Saida, se produce una masacre a manos de un cacique local y tienen que escapar para poder sobrevivir. Francisco se ve envuelto en el desarrollo del desastre y ayuda en la evacuación de los españoles que huyen de la zona del conflicto. Son inocentes trabajadores y sus familias, cuya única culpa es estar en el lugar y momento inadecuados, intentando ganar un sueldo para poder vivir. Esta labor de ayuda será reconocida posteriormente por el cónsul español en Orán, que valorará su desinteresado trabajo en momentos tan difíciles.

      No tenemos noticias de la situación de Ubaldo Fuentes Birlayn tras los luctuosos hechos de Orán hasta su aparición como capitán en la brigada de voluntarios en Cuba el año 1898. Tampoco conocemos como consigue Ubaldo el título de ingeniero, ni los trabajos previos que pudiera tener, pero desde que alcanza la dirección de la Thomson Houston es frecuentemente citado en revistas y periódicos por su participación en actividades industriales. 

                                                                        Ubaldo Fuentes Biosca. Imagen del libro Almanseños de Alfonso Hernández Cutillas.  


      De su matrimonio con Gumersinda Biosca nace, el año 1888, en Madrid, un hijo llamado Ubaldo Fuentes Biosca que, dedicado a la ingeniería como su padre, cursa sus estudios en Suiza, donde conoce a la que será su mujer, Juana Retzel, desarrollando su actividad en la A.E.G. Compagina la actividad profesional con la poesía y, a la vista de sus escritos, es un apasionado poeta. Vive en Valencia donde ha formado una importante colección de libros y fotografías hasta que en el año 1957, la riada del rio Turia, acaba con su vida y su biblioteca. 

      

      Aclaración sobre este artículo:

      El artículo tal como lo he planteado hace referencia a Ubaldo Fuentes y he pensado que podía esbozar unas notas sobre su vida con los datos que he ido encontrando. No cabe ninguna duda que su vida y obra merecen mucho más y en eso estoy, pero me apetecía hacerle un pequeño reconocimiento. Un grano de arena. Una cita para aquellos que lo busquen por internet y puedan comenzar a conocerlo. Sirva también este boceto para localizar algún amable colaborador que conozca la ubicación o posea una imagen de Ubaldo Fuentes y le parezca bien compartirla. Lamentablemente la información es escasa y llevará su tiempo recopilar una historia coherente. 

      

     Agradecimientos:

      Me gustaría agradecer la amabilidad e interés de las siguientes personas por ayudarme en la búsqueda de información sobre Ubaldo Fuentes. Disculpas a los que, por falta de memoria, no cite. 

 Rocío Ballesta Tortosa (biblioteca de Almansa)

María Isabel Bartolomé Rodríguez (Universidad de Sevilla, autora del libro La industria eléctrica en España (1890-1936))

Avelina García Colmenero (profesora y autora del libro sobre los poetas almanseños)

Rafael Piqueras García (profesor jubilado)

María José Sánchez Uribelarrea (archivo de Almansa), 

      

      Bibliografía:

      García Colmenero, Avelina, El espejo de la Puerta del Sol: Poetas almanseños de la generación del 27. https://torregrandealmansa.files.wordpress.com/2013/10/jornadas_3_3.pdf (Consultado el 23 de julio de 2022). 

      Hernández Cutillas, Alfonso, Almanseños, Ayuntamiento de Almansa, 2014.

      Hernández Cutillas, Alfonso, Las calles de Almansa, Ayuntamiento de Almansa, 2010.

      Pereda Hernández, Miguel Juan, Republicanos en Almansa: La agrupación municipal de izquierda republicana. https://torregrandealmansa.files.wordpress.com/2020/03/12_04_republicanos-en-almansa-1.pdf (Consultado el 23 de julio de 2022).

      Rolandi Sánchez-Solís, Manuel, El departamento marítimo de Cartagena y su arsenal naval durante la sublevación cantonal de 1873-1874, 2006.

      Tomás Ortiz, María Jesús, Los Soriano Biosca. Una familia de Almansa con talento artístico, Tomás Ortiz S.L., Almansa, 2021. 


      Este artículo se publicó en el número 29 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el verano de 2022.


      

      


Notas sobre la historia de la central de Seira (29): Maschinenfabrik Oerlikon (M.F.O.)

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   Vista de las instalaciones de M.F.O. en 1967. (ETH-Bibliothek Zürich, Bildarchiv / Fotograf: Comet Photo AG (Zürich)

   

 En la localidad suiza de Zúrich, se encontraban algunas de las empresas que suministraron buena parte de los materiales para la construcción de la central de Seira.

   Su importancia económica y humana llevo a trasladar el nombre de dichas a empresas a la denominación de los barrios o distritos donde estaban ubicadas.


   En la parte oeste de la ciudad, junto al río Limago, se encuentra el distrito de Escher Wyss. Actualmente es un barrio de moda que compagina las zonas residenciales con un amplio surtido de tiendas y zonas de ocio nocturno.


   En el lugar donde se localizaba la fábrica encontramos un nuevo parque tecnológico que ha conservado algunas de las instalaciones de la antigua factoría que ocupaba 17 hectáreas. Turbinenplatz, Escher Wyss platz son algunos de los nombres de las plazas de la zona que nos indican cual fue la actividad de dicha empresa.


   Escher Wyss Co. o abreviadamente EWC, como aparece en sus planos y su correspondencia, era una empresa dedicada, principalmente, a la construcción de turbinas y reguladores. A EWC le ocurrió lo que a la mayoría de las empresas constructoras de turbinas que, poco a poco, fueron comprándose unas a otras y concentrándose.  El año 1969 fue adquirida por la suiza Sulzer y actualmente se denomina MAN Energy Solutions. Esta empresa sigue construyendo turbinas y sus talleres se ubican en algunas de las instalaciones originales de EWC.

 

   En la parte norte de la ciudad, junto a un importante nudo ferroviario, se encontraba Maschinenfabrik Oerlikon, más conocida por sus siglas MFO. Destacaba en la fabricación de máquinas de tren y, como muchas otras, también tenía una división dedicada al armamento militar. Aunque a nosotros la parte que más nos interesa es la dedicada a la construcción de máquinas eléctricas.




En 1863 MFO inicio su actividad de construcción de máquinas herramientas y tras una amplia historia como constructores de alternadores y transformadores, como ocurrió con otras empresas del mundo eléctrico, fue adquirida por Brown Boveri el año 1967, pasando, años después, a formar parte del grupo ABB. Esta sociedad actualmente conserva algunos edificios originales donde desarrolla sus actividades. Aunque la mayoría de las instalaciones han desaparecido o se han reconvertido, como una parte del edificio de talleres que ahora es un centro de convenciones. Junto a este hay un moderno jardín que se denomina MFO-Park. 


 

   Afortunadamente en Seira se conservan varios elementos cardinales de la central que fabricó MFO y que son un soberbio ejemplo de su saber hacer: los tres alternadores y sus respectivos transformadores de potencia. También podemos encontrar pequeños equipos de esta marca en algunos aparellajes y elementos auxiliares. Destacan por su estética y el delicado diseño los pequeños motores de accionamiento a distancia del regulador de turbina y de tensión. Sus formas redondeadas nos recuerdan al art-decó que estaba tan de moda en aquellos momentos. 

 

 

   La construcción de la central de Seira es escasamente citada en los artículos técnicos y  “propagandísticos” al contrario de los amplios reportajes que ilustraban, con todo lujo de detalle, las instalaciones de empresas como Riegos y Fuerza del Ebro. La excepción fue el reportaje que publicó La Revue Générale d’Eléctricité el año 1922 -hace cien años-. Un extenso artículo de 22 páginas sobre la central de Seira -el único que se ha localizado con este nivel de detalle- donde desgranaba las características de las instalaciones, haciendo hincapié en los equipos de MFO. Jean Reyval, un conocido publicista, firmaba el artículo, al que acompañaban una importante cantidad de fotografías, diagramas y datos técnicos. Probablemente, como ocurría en otros artículos, este fue promovido por MFO para propaganda de los trabajos realizados por la empresa.


 

   El artículo es una completa descripción del sistema y comienza haciendo una declaración de intenciones de los constructores de la central:


“Entre el nacimiento del rio Ésera y su encuentro con el rio Cinca hay una diferencia de nivel de 1.800 metros y será utilizada en diferentes saltos para producir energía eléctrica destinada a transmitirse a Cataluña”.  


   Siguiendo con la descripción del equipamiento realizado para las obras, donde  hace un guiño a “la catalana” por las excelencias de sus instalaciones: “La sociedad ha construido, los edificios necesarios para las oficinas, el chalet para el ingeniero jefe y diferentes alojamientos para empleados y montadores, con o sin familia, y un gran número de barracas, una escuela, una panadería, un hospital y un pequeño equipamiento para la guardia civil, un aserradero, una oficina de correos y una iglesia”.


   En relación a los servicios necesarios para la obra continúa su descripción:


“La sociedad instala también un taller mecánico, almacenes y un garaje para los automóviles y unas cuadras para proteger a 300 mulas utilizadas en el transporte de los diferentes materiales desde la estación de tren de Barbastro situada a 76 kilómetros de Seira. La sociedad ha instalado unas tiendas para abastecer de todo lo necesario para la subsistencia de los trabajadores“.


Diego Mayoral Estrimiana 


   En la parte técnica comienza explicando que todos los proyectos han sido ejecutados bajo la dirección del ingeniero de caminos Diego Mayoral Estrimiana, jefe de la “sociedad catalana de gas y de electricidad”, y “apenas es necesario recordar las innumerables dificultades que fue necesario vencer para llevar, durante la guerra, tal empresa a buen término”.

 

   Después de la introducción continúa con la descripción del salto, comenzando por la captación de agua del río Ésera en el azud de Villanova y destacando los parámetros más interesantes, como son el caudal: 25 m3/s y los 8.871 metros de longitud que separan el azud del “chateau d’eau”, denominación que le dan los franceses a la cámara de carga o cámara de agua. Esta tiene, según el artículo, 50.000 metros cúbicos de capacidad y está excavada en la roca. 1.110 metros separan la cámara de la central  y aunque la idea es instalar dos tuberías, en aquellos momentos, sólo hay una instalada y tiene un diámetro de dos metros y medio. La tubería atraviesa el rio Ésera a través de dos estructuras metálicas de 15 y 30 metros. 


   La parte correspondiente a las turbinas es breve: tres turbinas de 10.600 caballos de potencia con un salto de 138 metros y un rendimiento del 86 por ciento a esa potencia. Aunque la intención y la previsión era instalar cuatro turbinas. También reseña los dos grupos auxiliares, de 600 caballos, que están provistos de turbinas tipo Pelton y tienen un rendimiento menor que las turbinas Francis: 75 por ciento. 


   El alternador construido por los “Ateliers de Construction Oerlikon”, A.C.O., es ampliamente descrito y comienza explicando el tipo de acero del eje: “Siemens Martin” forjado. El rótor tiene una cruceta de acero colado y los polos están fijados por cuñas por un sistema patentado por ACO. La ventilación se realiza mediante un ventilador sujeto al rótor que expulsa el aire al exterior y no lleva filtros por “la pureza del aire”. Detalla el peso de cada parte del conjunto: el estátor de 41 t, los polos de 17,2 t, el cuerpo del rótor de 19 t y el eje de 5,8 t, en total 102 toneladas.  Explica que, por razones del transporte y de las limitaciones del puente de El Grado, la pieza más pesada, incluyendo el embalaje no debía sobrepasar las 12 t y obligaba a dividir el estator en cuatro partes. Un puente grúa de 50 t servía para poder instalar las piezas de todos los elementos en sus ubicaciones.


   Continúa el artículo con la descripción de los transformadores y de la línea de transmisión, que lo dejamos para el próximo artículo.



Rótor de los alternadores OERLIKON originales.


Este artículo se publicó en el número 30 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2022.


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